Cosmopoética

“La poesía es una forma de preguntar ante la gracia y la desgracia de la vida”

  • Juan Vicente Piqueras protagoniza un recital junto a Eva Gallud en una jornada que cierra una mesa redonda sobre las historias de la música que alcanzaron gloria poética

Juan Vicente Piqueras, durante su recital.

Juan Vicente Piqueras, durante su recital. / Laura Martín

Para Juan Vicente Piqueras, su patria es su lengua. Director del Instituto Cervantes de Amán (Jordania) desde hace un mes, este poeta y traductor lleva 34 años fuera de España y ahora, cada vez que vuelve, se siente “como un extranjero”. Sin embargo, asegura que “un poeta vive en su lengua inevitablemente”, y en su caso aún más ya que es filólogo y enseña español.

Piqueras, que protagonizó ayer un recital en Cosmopoética acompañado por la poeta y traductora Eva Gallud, considera que “la poesía es una manera de pensar en el mundo, de preguntar ante el misterio de la gracia y la desgracia de la vida, un ejercicio muy íntimo y cotidiano”.

Los temas “son siempre los mismos desde que el mundo es mundo porque el hombre y el ser humano es uno”. Entre ellos está la desubicación, el tiempo, el amor y los afectos. En este sentido, destacó que Padre (una obra sobre la disolución de la memoria) no es solo un libro de homenaje a su padre, sino también a los últimos campesinos, a una manera de vivir que se ha extinguido con el siglo XX y XXI.

El dónde es un tema muy importante en su trayectoria: ha vivido en Roma, Atenas y Lisboa, lugares que, de alguna forma, han influido en su obra. No en vano, en 2012 ganó el Premio Loewe por un libro titulado Atenas. “Soy una persona muy influenciable, me dejo llevar y sobre todo cuando voy a un país me interesa mucho conocer esa lengua, esa tradición poética”, explicó el autor en un encuentro con la prensa antes de su intervención en el festival.

"Mi tradición no solo se limita a los poetas de mi lengua", señala Piqueras

Así, aseguró que lo han marcado mucho poetas griegos, italianos, árabes y portugueses; lo que refleja que “mi tradición no se limita solo a los poetas de mi lengua”.

En ese sentido, agregó que le gusta “leer la poesía en lengua original y traducirla, y creo que eso sí ha tenido una influencia en mi obra; es decir, una especie de cosmopolitismo o apertura a otras tradiciones, pero con un gran anclaje en mi propia lengua”.

Tras su experiencia vital en diferentes países, Piqueras piensa que “los lugares tienen un poder extraordinario, una presencia fortísima” a la hora de escribir. “Tú estás en Lisboa y eres hijo de Pessoa, estás en Roma y estás con Pavese, con Trilussa y con Pasolini”, señaló el autor, Premio Manuel Alcántara por La habitación vacía (2012). Al respecto, recordó que los 16 primeros años de su vida los pasó en una aldea de 100 habitantes que lo marcó tanto que le dedicó un libro, Aldea.

Reconoce que escribe cada día porque lo necesita; “es mi manera de estar solo”, aunque piensa que “la mayor parte de las cosas son impublicables porque yo no las quiero publicar” ya que “a veces son desahogos, rabias...”. Sin embargo, “otras veces de pronto ocurre algo, aparece un ritmo y surge un poema”. Al respecto, manifestó que “con la edad vas cambiando, de hecho antes escribía mucho más, leía mucho más, tenía más pasión, y ahora la sangre quizás corre a menos velocidad y vivo las cosas de otra manera”.

Respecto a su trabajo como traductor, indicó que “la traducción es un acto de amor y de humildad”. En su opinión, “es como hacer una mudanza, y yo soy experto en mudanzas, porque es trasladar una casa a otro país, a otra lengua; en ese proceso siempre algo se pierde o se rompe, pero lo importante es que luego haya una casa acogedora para el lector, y eso no siempre es fácil”.

Piqueras tiene un libro terminado, aunque no se atreve a mandárselo a un editor porque considera que “el mundo editorial es tan particular que lo mismo lo mandas y te dicen que no, y eso te duele;los poetas parece que vamos mendigando lo que merecemos”.

Por eso, viviendo fuera y sin conocer de forma personal a la gente ligada a ese mundo, recurría a los premios “y a veces hubo suerte, pero otras muchas no”. Entre ellos posee el Premio José Hierro por La palabra cuando (1991), el Antonio Machado por La latitud de los caballos (1999), el de la Crítica Valenciana y el del Festival Internacional de Medellín por Aldea (2006) y el Jaén de poesía por La hora de irse (2010); que se suman a los ya mencionados Manuel Alcántara y Loewe.

En esta jornada también participaron en Cosmopoética la poeta y dramaturga Amara Amaryah, que conversó con la joven poeta española Berta García Faet. Para finalizar, la mesa redonda La poética de los perdedores reunió al director y fundador de Subterfuge Records, Carlos Galán, el escritor Benja Villegas y el músico Ricky Lavado, que ahondaron en esas historias de la música que alcanzaron la “gloria poética” en pequeños fracasos.

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