Cultura

Siete otoños de cultura dinámica

  • El Festival Internacional de la Creación Joven, que esta semana celebra su séptima edición, nació en 2006 para reforzar el panorama cultural de la ciudad · Ha tenido un desarrollo desigual.

En los meses de verano ya solían estar las paredes de la ciudad plagadas de carteles con la programación de la nueva edición de Eutopía.  Sin embargo, este año el certamen, que desde 2006 se venía desarrollando puntualmente en el mes de septiembre, se ha hecho esperar. Llega en diciembre, con una edición considerablemente recortada en días (cuatro, del miércoles al sábado próximos) y presupuesto (90.000 euros). M-Clan abrirá en el Teatro de la Axerquía un Eutopía de resistencia que contará con la participación de la escritora Elvira Lindo, la periodista Montserrat Domínguez, los grupos I Am Dive y All La Glory y el historietista Alfonso Zapico, entre otros.

Corría el año 2006 cuando los cordobeses escucharon hablar por primera vez de algo llamado "Eutopía". Con el sueño de la Capitalidad Cultural aún en el horizonte, la ciudad veía nacer un festival de creación joven que prometía llegar para quedarse. El Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ), con la colaboración del Gobierno central, la Diputación, el Ayuntamiento y la Obra Social y Cultural de Cajasur, puso en marcha un certamen que parecía recién llegado de otro planeta, pues Córdoba nunca había acogido algo parecido. El 15 de septiembre de ese año echó a andar, con la proyección en la plaza de las Tendillas de una serie de videocreaciones realizadas por artistas de 25 países de la Unión Europea, a la que siguió la actuación gratuita del grupo Chambao. Esa muestra pública de arte contemporáneo acompañado por una cita musical fue el primer tanteo de terreno de Eutopía, el Festival Internacional de la Creación Joven, que reunió esa noche a una multitud que abarrotó la plaza.

Su responsable por aquel entonces, el que fuera director del Instituto Andaluz de la Juventud Joaquín Dobladez, aseguraba que Eutopía serviría de escaparate para mostrar las obras de artistas jóvenes, para impulsar su labor creativa a través de talleres y programas formativos y para poner la cultura al alcance de los ciudadanos. No se decía abiertamente, pero también serviría para apoyar la candidatura de Córdoba a la Capitalidad Cultural de Europa en 2016, un proyecto aún incierto pero en el que se preveía que iban a desembocar grandes esfuerzos.

Tras el desmantelamiento de las ilusiones que los cordobeses tenían puestas en la Capitalidad, surgió el miedo a que los proyectos culturales que ayudaron a avivar el fuego de la candidatura también fueran apagándose a causa de los recortes que se están sucediendo en el país, en todas las materias en general y en la cultura en particular. Ante la proximidad del mes de septiembre, sin noticias sobre Eutopía a la vista, sus seguidores ya empezaban a dar por muerto un festival que, durante seis septiembres consecutivos, había dado vidilla a la monotonía que rige la oferta cultural cordobesa, agitada de vez en vez por citas como el Festival de la Guitarra, Cosmopoética o la Bienal de Fotografía. El anuncio del IAJ de que habría Eutopía "sí o sí" calmó los ánimos que se habían agitado como respuesta a tanto silencio pero no llegó a disipar las dudas sobre el futuro del proyecto.

A lo largo de los seis años que lleva desarrollándose Eutopía, su organización ha optado por una programación apoyada en tres ejes principales: la muestra cultural por un lado y la formación y la innovación en creatividad por otro. Esta apuesta se ha materializado en ediciones en las que tanto el público asistente como la dotación presupuestaria de partida han ido variando a lo largo de los años. Entre conciertos, talleres, exposiciones, jornadas y encuentros, certámenes, actividades en la calle..., cada edición proponía a lo largo de la semana unas 40 actividades diferentes para la implicación de la ciudadanía.

Los primeros pasos fueron firmes. Eutopía'06 arrancó con una apuesta musical potente que se convirtió en el sello de identidad de todas sus ediciones, con una oferta amplia que no se cerraba en unos estilos concretos. Pasaron por los escenarios músicos como Chambao, Macaco, Julieta Venegas, Coti, Quique González, Los Planetas, Lori Meyers o Violadores del Verso, además de los londinenses Foreign Beggars y el francés Dominique A.

El arte urbano se vio representado con muestras de graffiti y exhibiciones de skate y break dance. También hubo espacio para el cómic, la videocreación, el teatro, el arte plástico y la literatura, siempre con la innovación y la apuesta por los jóvenes creadores por bandera, dando la posibilidad a los participantes de exponer sus obras al público en locales cordobeses. Además, se quiso potenciar la actividad creadora de estos artistas con una programación de novedosos talleres y certámenes como el Festival de Cine Instantáneo, que proponía a los participantes crear una historia audiovisual en solo 24 horas. Este certamen se convirtió en uno de los buques insignia de Eutopía y ha servido año tras año para el aprendizaje y práctica de creadores audiovisuales. Se abogó desde el principio por una creación in situ multidisciplinar y plural, abierta a nuevas experiencias artísticas. El festival ha sido uno de los sacrificados de la séptima edición.

Así, el primer Eutopía cerró dejando buen sabor de boca entre su público, que se cifró en 55.000 espectadores. Había contado con un presupuesto de 1,8 millones de euros, que casi dobló al destinado el mismo año al Festival de la Guitarra. Pero la apuesta por Eutopía no quedó ahí: esta dotación se vio aumentada en la edición de 2007.

La segunda edición de Eutopía supuso la mayor inversión económica de su breve historia: 2,6 millones de euros fueron destinados a una programación que siguió fiel a su apuesta por la música de distintos estilos: Paul Weller y Steve Cradock, Travis, Rinôçérôse, Los Ronaldos o los míticos Nacha Pop se vieron frente a frente con las noches eutópicas, que se dedicaron al flamenco, la canción de autor y, de nuevo, la cultura urbana. Incluso la música japonesa tuvo representación con la actuación de Hiroki Takahashi, autor de la canción de la emblemática Dragon Ball.

La creación in situ volvió a vertebrar esa faceta del festival que ya se había trabajado en la anterior edición. Despertó interés la iniciativa Escritores a sueldo, que sacó a la calle a una serie de autores que ofrecían su trabajo a los viandantes. El contacto de los ciudadanos con la literatura fue posible gracias a la pluma de Elena Medel, Joaquín Pérez Azaústre, Andrés Neuman y Marta Sanz. También como novedad, Eutopía desarrolló las Conversaciones en la azotea, que se convirtieron en un clásico del festival y que en su primera cita contaron con nombres como Juan José Millás o Fernando León de Aranoa. Además, exposiciones, talleres, jornadas didácticas y divulgativas e intervención urbana en las calles de Córdoba. De las raíces de Eutopía, firmes en su propósito de desarrollar un evento polifacético que tocara todas las aristas del arte, habían nacido brotes verdes. Pero ya hacía tiempo que se venía hablando de crisis económica, y en ese ámbito, sin embargo, no germinaba nada.

Así que el presupuesto de Eutopía'08 se vio reducido a menos de la mitad. La tercera edición contó con 1,1 millones de euros para su desarrollo, lo que no impidió que el número de participantes aumentara con respecto a la edición anterior, en la que la asistencia se había cifrado en 42.000 personas. De nuevo se puso el acento en la oferta musical, con las actuaciones de artistas y grupos como Calamaro, Enrique Bunbury, Amaral o Iván Ferreiro. Repitieron Quique González y Lori Meyers, que ya habían actuado en Eutopía'06.

Se mantuvo la esencia ecléctica del festival. Pudo notarse una especial presencia del teatro con la iniciativa Entre Actos, novedad de la edición. Una mayor implicación del espacio urbano fue clave para el funcionamiento de actividades como el Encuentro internacional de juegos de mesa o las sucesivas intervenciones artísticas que colmaron los espacios comunes de la ciudad.

Para 2009 el presupuesto quedó, una vez más, reducido casi en un 50%. Con 580.000 euros en el bolsillo, Eutopía'09 ideó un programa que de nuevo giró en torno al teatro y a la música en directo, respetando sus espacios de creación ya consolidados y su amplia oferta cultural. Vetusta Morla, Love of Lesbian, We Are Standard, The Right Ons, Macaco, Elbicho, Zodiacs y The Freaks fueron los músicos elegidos para una programación concertística que se concentró en tan solo dos días, dejando espacio además para la música africana en una apuesta por la cooperación. La innovación vino de la mano de talleres como el de creación de videoclips con teléfonos móviles. Se señaló al videoarte como la gran expresión artística del presente y al espacio urbano como el mejor escenario para la creación y el ocio. El Mercado de Arte Joven dio la posibilidad a los jóvenes creadores de buscar un comprador para sus obras. David Trueba visitó las Conversaciones en la azotea, se presentó el número cero de la revista Boronía y se mantuvo la apuesta por la promoción del arte joven.

El éxito de las sucesivas ediciones no impidió que se siguieran produciendo recortes en la dotación económica destinada al festival. En 2010 se redujo en 20.000 euros con respecto a la anterior edición, y Eutopía'10 salió adelante con 540.000 euros. La oferta musical se caracterizó por el protagonismo de la escena indie. Supersubmarina, Second, Sidonie y de nuevo Iván Ferreiro y Love of Lesbian colonizaron los escenarios. La ya consolidada Escritores a sueldo devino en una versión renovada que se llamó Creadores a sueldo, y ya no se limitó a sacar a la calle a escritores sino que lo hizo también con dibujantes como Carlos Pacheco y fotógrafos como Pablo Pérez-Mínguez.

De los 2,6 millones con que contó la segunda edición de Eutopía a los 400.000 euros que recibió en 2011 hay una gran diferencia (y todavía quedaba un descenso notable hasta los 90.000 de 2012). Esta escasa inversión situaba a Eutopía muy lejos de lo que en sus principios aspiraba a ser, aunque dadas las circunstancias económicas era de esperar. En Eutopía'11, la oferta musical, que fue bandera por antonomasia del festival, se redujo al concierto gratuito ofrecido en la plaza de la Corredera por Lori Meyers y La Mala Rodríguez y a los recitales de canción de autor y de los ganadores de Desencaja. Pero como Eutopía fue concebida como cita multidisciplinar, que es como decir que es un cajón de sastre en el que cabe de todo, en su última edición logró sacar la cabeza del fango con una oferta de actividades amplia y original. Quizá no se consiguió con ello vencer el vacío que había dejado en sus seguidores la carencia de una potente oferta de música en directo como las de anteriores ediciones, pero ayudó a pasar el mal trago. Tuvieron protagonismo un ciclo de cine zombi, El Chojín y un espacio dedicado a la profesión periodística que recibió a los comunicadores Iñaki Gabilondo y Ana Pastor.

Eutopía es un proyecto que despertó simpatías desde el principio entre muchos cordobeses porque cualquier evento cultural es bien recibido en una ciudad activa. Esta semana regresa para demostrar que, en estos tiempos difíciles, la cultura resiste.

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