"Se abusa del nuevo flamenco y la fusión, que a veces es confusión"
Joaquín Garrido, cantaor
El artista de Villa del Río, premio Fosforito en el último Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, graba su segundo disco 24 años después del primero
En 1984 grabó su primer disco Joaquín Garrido; desde aquel primerizo Metal noble han pasado 24 años para que el cantaor de Villa del Río –la tierra de adopción de este cordobés del Campo de la Verdad– vuelva a ser noticia discográfica con Latido flamenco (ver reseña en la sección A compás). En estos años se acumulan numerosos avatares en el devenir artístico de Joaquín Garrido, que ha participado en varias grabaciones compartidas con otros artistas. Premio Fosforito en el último Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, Garrido se ha consolidado como un cantaor de referencia del flamenco cordobés, fortalecido en conocimientos y con la capacidad para no dejar de sorprender en su cante.
–¿Qué le ha motivado a grabar después de tantos años?
–He creído que era el momento, ya que la vida pasa y cada día tienes más años, por lo que me he planteado grabar lo que sé, lo que suelo hacer en los recitales, en fin, dejar testimonio de mi cante; tal es así que ya estoy planteando la grabación del siguiente disco, y espero que con la misma suerte que éste.
–¿Cuál ha sido el objetivo flamenco del disco?
–Me he basado en el contenido de las letras, lo que representan y amoldando los estilos a la simetría de éstas. Me gusta mucho lo que quieren decir las letras del disco, siendo ortodoxo en los estilos, acompañándome solo de guitarra y palmas, no lleva más ingredientes. He querido ante todo transmitir el sentido de las letras, lo que dicen.
–Un disco a la vieja usanza, desnudo de cualquier otro acompañamiento que no sea la guitarra…
–No estoy en desacuerdo con otras músicas que se incorporan al flamenco pero considero que se está abusando en este sentido con lo del nuevo flamenco y la fusión, que a veces es confusión. No entro ni salgo en este tema, porque la música es bienvenida de donde sea, pero sabiendo lo que se hace. El flamenco se debe presentar en disco tal y como es, no necesita ingrediente ninguno. No es que sea purista acérrimo y esté cerrado a otras música, no. El flamenco se tiene que presentar como es porque es infinitamente hermoso e infinito, hay mucho por descubrir.
–Usted suele dar enorme importancia al valor que tiene el flamenco en directo.
–Lo primero que hay que intentar es que el público vea el flamenco en directo, porque así se crea un juicio de valor y de ahí el siguiente paso es comprar un disco de flamenco al desnudo, cante y guitarra. Yo lo que intento es el bis a bis del día a día en recitales y hacerles descubrir el flamenco a las personas que asisten. Hay muchas personas que asisten por vez primera al flamenco en directo y luego vuelven a escucharlo y les gusta. El flamenco enlatado es más difícil para personas que no están ya introducidas. En cambio, el flamenco en directo despierta hasta pasiones.
–¿Cómo se mentaliza un cantaor en el estudio de grabación, sin el calor del público?
–Te cargas de ilusión, porque sin ilusión no hay nada que hacer, una ilusión con los pies en el suelo, eso ha sido el motor que a mí me ha movido. Después he contado con un equipo de personas en el estudio que ha ayudado bastante a que todo saliese bien. Con Juanma El Tomate al lado todo ha ido perfecto, siempre con la guitarra rebuscando tonos, dando acordes precisos en su momento… Son cosas que te llenan de ilusión durante todo el proceso de grabación y lo he hecho muy a gusto.
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