Un menú europeo

Harmonia Mundi edita en un álbum cuádruple la 'Tafelmusik' de Telemann en soberbia versión de los Barrocos de Friburgo

Un menú europeo

25 de octubre 2010 - 05:00

Habitualmente marginado de la primera línea del Barroco europeo por la popularidad de nombres como los de Bach, Haendel o Vivaldi, Georg Philipp Telemann (Magdeburgo, 1681 - Hamburgo, 1767) es no sólo uno de los más prolíficos compositores de la Historia, sino uno de los más interesantes forjadores del estilo internacional que cuajaría definitivamente en el Clasicismo. Autor de una treintena de óperas, que no se programan casi nunca, y varias decenas más de piezas vocales profanas, centenares de cantatas y otras piezas religiosas y más de mil obras instrumentales, Telemann es un buen representante del espíritu de las luces que iluminaba ya el horizonte de las mentes más avanzadas de una Europa a la que la revolución científica e intelectual iba a hacer dar el paso decisivo de su historia.

Buen ejemplo de este talante es su Tafelmusik (Música de mesa), una colección instrumental publicada en 1733 que venía a recoger la esencia de la música escrita para los banquetes de la aristocracia, un género que puede remontarse a la Roma clásica, pero que aquí significa mucho más que eso, pues es compendio y gozne de una forma de entender las ediciones de música instrumental, pues en ella no sólo se fusionan los tradicionalmente opuestos estilos italiano y francés (y en esto Telemann dista mucho de ser un pionero) sino también el género orquestal y el camerístico, lo que sí venía a romper no sólo una tradición general sino el signo de sus publicaciones anteriores.

Tafelmusik es una amplia recopilación dividida en tres partes o producciones, cada una de las cuales cuenta de una suite-obertura, un cuarteto, un concierto, un trío, una sonata para un instrumento solista con continuo y una conclusión, que supone la vuelta a la tonalidad y la formación de partida. La forma francesa de la suite de danzas se funde así con conciertos y sonatas de origen italianos, que a su vez alternan entre el estilo vinculado a Corelli y las piezas tripartitas típicas de Vivaldi. A esta variedad formal, hay que añadir el atractivo de la gran diversidad tímbrica de la obra, pues cada pieza tiene una instrumentación diferente. El conjunto es una muestra excepcional tanto del talento del autor como de la vitalidad de un repertorio que no pasa de moda.

Desde la legendaria grabación de Reinhard Goebel y Musica Antiqua Köln para Archiv (1988), la Tafelmusik ha sido objeto de algunas otras integrales (entre ellas, las muy recomendables de la Camerata del siglo XVIII para MDG y, sobre todo, la de Musica Amphion para Brilliant), pero es ésta de la Freiburger Barockorchester la que más me ha recordado a aquel impacto ocasionado por Goebel y sus chicos. El estilo es diferente, pues aquí no se enfatizan tanto los contrastes ni se marcan igual articulaciones y acentos; todo resulta más flexible, sinuoso y natural, pero es el mismo sentido festivo y vitalista, de indagación en la naturaleza puramente física y hedonística del sonido, el que alienta tras estas delicadas y vibrantes interpretaciones.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último