Carmen Posadas. Escritora

"Se nos ha olvidado que en España ha habido mucha meritocracia"

  • La autora publica 'La maestra de títeres', una obra editada por Espasa que camina por 60 años de la historia de España a través de tres mujeres de una misma familia

Carmen Posadas, durante una visita a Córdoba.

Carmen Posadas, durante una visita a Córdoba. / Jordi Vidal

Carmen Posadas (Montevideo, Uruguay, 1953) regresa a la novela con La maestra de títeres (Espasa), una obra en la que recorre seis décadas de la historia reciente de España con tres mujeres de una misma familia como protagonistas. La sociedad y el momento político de cada época se ven reflejadas en este libro para que cada lector “saque sus propias conclusiones”.

–¿Cómo se ha preparado para hacer estos retratos sociales?

–Curiosamente tengo que documentarme más para escribir este tipo de novela que otras que pasan, por ejemplo, en el siglo XVIII, como ocurre con La hija de Cayetana. Es más difícil porque si me equivoco en algo del siglo XVIII se va a enterar sólo un profesor despistado, pero si lo hago en algo de los años 70 o 50, se va a dar cuenta mucha gente. Por ello, he tenido que hacer mucha más labor de investigación. A pesar de que no es una novela histórica, sí hay un trasfondo histórico importante y se habla de todos los acontecimientos señalados de cada época. Por ejemplo, de los años 50 se habla sobre cómo era la lucha contra Franco y cómo vivía en la clandestinidad la gente del Partido Comunista. Y en los 70 se ve cómo empieza a actuar ETA, el fin de la dictadura y el inicio de la transición, dónde se reunían los ministros, qué comían...

–¿La investigación ha sido bibliográfica o también tiene fuentes orales y vivencias personales?

–Ha habido mucho de vivencias personales. A pesar de que yo llegué a España un poco más tarde, en el año 65, pero no se diferenciaba tanto el país entre el 55 y el 65; todavía era una España en blanco y negro. He leído muchas novelas, libros de historia y de memorias y también visto muchas películas. Las películas ayudan un montón porque en ellas ves cómo eran los coches, cómo se vestía la gente...

"En los años 50 la sociedad española era muy hermética, era muy difícil acceder a la clase alta"

–¿Qué resultado está teniendo esta novela?

–Estoy muy sorprendida, primero porque el libro salió a finales de noviembre con una tirada de 30.000 ejemplares y ya se ha reeditado. Por otro lado, siempre pensé que esta novela le iba a gustar más a gente de mi edad, pero ante mi estupor le está gustando más a la gente joven. Creo que les divierte ver cómo era la vida de sus padres o sus abuelos. Estoy muy contenta con la acogida.

–En esta obra hay tres personajes femeninos que son las protagonistas, sobre todo Beatriz, el pilar de la novela. ¿Cómo ha construido este personaje? ¿Se ha inspirado en alguien?

–Todo el mundo de dice “es fulana de tal, es mengana de tal” (ríe). Es un personaje de las revistas del corazón que quería que fuera la protagonista porque es un trasunto de La feria de las vanidades, un clásico de la literatura inglesa que yo quería emular. En la novela original, la protagonista es una mujer que tiene un origen bastante humilde, sin casi formación, y ni siquiera es muy guapa pero consigue convertirse en un personaje y reinar, entre comillas, en la corte del rey de Inglaterra. Pensé, ¿quién sería la Becky Sharp en el presente? Lo que más se parece es una señorita de las revistas del corazón porque muchas de ellas no tienen formación alguna y algunas ni siquiera son muy guapas pero consiguen interesar a la gente por su vida y vivir del cuento. No quería señalar con el dedo, así que tomé de cada una lo que me interesaba: de una sus muchos maridos, de la otra su forma de hablar, de la otra sus hijas... Hice un mix y salió Beatriz Calanda.

–¿Qué papel ha tenido la prensa rosa en el desarrollo de la historia reciente de España?

–Sociológicamente es muy interesante ver cómo ha cambiado España a través de las revistas del corazón. Es algo que me divirtió mucho hacer. Este tipo de revistas en los años 50 eran un poco edulcoradas y cursis. Luego, en los 70 es muy divertido cuando llega el destape. Luego llegaron las revistas tal y como las conocemos, y vamos un paso más allá, que son las blogueras e influencers porque si antes estas señoritas que vivían de vender su vida a las revistas ganaban dinero, ahora las influencers ganan fortunas. ¿Y qué hacen? Se ponen monísimas en su casa, se sacan una foto, la suben a internet, tienen millones de likes y eso lo rentabilizan.

–¿Contaban las revistas del corazón una realidad paralela a lo que sucedía en España?

–La censura nunca tuvo que interesarse mucho por las revistas del corazón porque ellos solo hablaban de la espuma de la noticia;los matrimonios, los noviazgos... Sí pasaba con El Caso, una revista apasionante que tenía sus propias limitaciones. Por ejemplo, sólo podían publicar dos crímenes a la semana, para que no se pensara que España era un sitio horrendo en el que se mataba a la gente por la calle.

"La censura nunca tuvo que interesarse por las revistas del corazón porque solo hablaban de la espuma de la noticia"

–¿Cómo se accedía antes a la alta sociedad?

–En los años 50 la sociedad era muy hermética, era muy difícil acceder a ella aunque había casos de movilidad social. El más evidente era el de los toreros, que incluso se han podido casar con aristócratas. Cuando llegan los años 60 entran los tecnócratas en los que Franco empieza a confiar. Después, en la transición, hay mucha más movilidad social y entran a formar parte del gobierno gentes de todos los estratos sociales. Además, en España ha habido mucha meritocracia y eso se nos ha olvidado. No solo las personas de la alta burguesía tenían acceso a la educación. Cualquiera que estudiaba bien, estaba becado y podía convertirse en ministro o lo que quisiera. Y ahora tenemos un poco de todo.

–¿Era oro todo lo que relucía?

–No, ni lo era entonces ni lo es ahora. Además, un ejercicio que quería hacer con esta novela es que este tipo de personajes de las revistas del corazón, de los que parece que sabemos todo, han fabricado su propio personaje. Quería mirar detrás de las máscaras y descubrir qué hay detrás de ese oropel, de esa fachada tan llamativa.

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