Los límites de lo bello

Los límites de lo bello
Los límites de lo bello
Manuel Gregorio González

18 de octubre 2015 - 05:00

El grupo escultórico del Laocoonte, descubierto en Roma a primeros de 1506, no sólo suscitaría un extenso debate sobre la belleza, sobre su tipología y sus límites, sino que influiría decididamente en la estética de la Contrarreforma y en todo eso que hoy conocemos, sumariamente, como la estética de lo Barroco. Prueba de ello es esta obra capital, hoy felizmente reeditada, que Lessing firma en 1766 a modo de breves consideraciones, y que sin embargo están llenas de una penetrante e inusual inteligencia. Una inteligencia, por otra parte, tan irónica como tajante, que tiene en la obra de Winckelmann su punto de partida, y cuyo análisis revelará tanto la inexactitud de su compatriota como la estrechez de su concepto de belleza.

En el excelente estudio introductorio, firmado por Antonio Molina Flores, se recuerda que este Laocoonte de Lessing es el primer intento serio de modular una estética de la modernidad. Pero no sólo por la precisa distinción que hace su autor en cuanto a "los límites en la pintura y escultura" (distinción que rebate el viejo símil horaciano del "ut pintura poesis"), sino porque introduce, dentro de la belleza neoclásica, definida por Winckelmann como "una noble sencillez y una serena grandeza", la huella de la fealdad y el ámbito de lo sublime, asuntos ambos que determinarán, hasta hoy mismo, nuestro criterio estético. A este respecto, Molina Flores no dejará de recordarnos las consideraciones en torno a lo sublime del Pseudo Longino, de Kant y de Burke, así como la Estética de lo feo de Rosenkrantz. Por otro lado, no debe despreciarse lo dicho más arriba: el Laocoonte de Lessing viene ya escrito con la ligereza, con la soltura, con el fino humorismo, que serían tan gratos al siglo romántico, y en consecuencia, contrasta aparatosamente con la grave solemnidad de Winckelmann.

Digamos, para concluir, que en Gotthold E. Lessing se abre otro de los campos que alcanzarán su total arboladura en el XIX; un campo, el de la crítica artística, cuya infinita labor, cuyo carácter subjetivo, polémico e inagotable, correrá parejo en cierto modo, a la categoría espectral de lo sublime.

LAOCOONTE

Gotthold E. Lessing. Trad. Eustaquio Barjau. Prólogo de Antonio Molina Flores. Tecnos. Madrid, 2015. 240 páginas. 22 euros

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