Un libro recorre los escenarios de 'La mano de Fátima' de Falcones
La obra, publicada por la editorial Electa, constituye un viaje fotográfico por los paisajes de la novela acompañado por textos de Toni Hill y Fernando Casal
Las Alpujarras, Granada y Córdoba son las protagonistas geográficas de la segunda novela de Ildefonso Falcones, La mano de Fátima, y, consecuentemente, de la obra que acaba de publicar la editorial Electa, que invita al lector a recorrer los escenarios en los que transcurre la historia relatada por el escritor catalán. Los paisajes de La mano de Fátima es un libro profusamente ilustrado que transporta al lector, siguiendo los pasos del protagonista de la novela, Hernando, al siglo XVI: de los valles, montes y pueblos de la Alpujarra, que fueron escenario de la rebelión de los moriscos, a las calles y plazas de Córdoba, pasando por Granada, Sevilla y Tetuán.
El traductor y editor Toni Hill y el catedrático de Historia Fernando Casal aportan a la obra su aparato textual, que pretende, junto a la descripción de los espacios, situar al lector en el contexto histórico de la novela, una de las más vendidas este año en España. Así, en las páginas dedicadas al mihrab de la Mezquita de Córdoba, los autores señalan: "El lugar más santo de la Mezquita, aquel que aloja el Corán, el que señala la dirección en que deben orar los fieles musulmanes (...), supone el punto más emotivo de la visita de Hernando y Fátima en ese día inolvidable en que se han visto obligados a escuchar las condenas de otros moriscos pronunciadas desde el altar mayor de la ahora catedral cristiana". Y añaden: "En ese instante, a solas frente al mihrab, Hernando y Fátima se esfuerzan por imaginar el aspecto que tuvo ese lugar, ahora convertido en la sacristía de la capilla de San Pedro, cuando los musulmanes gobernaban Córdoba. Sienten que el lugar ha sido profanado y su fe se fortalece en la adversidad: rezan, prometiendo a Dios hacer todo lo posible por difundir su fe y las palabras del profeta. La pareja abandona el lugar santo triste y a la vez reconfortada; sus vidas sufren la opresión, pero su mente y su alma disfrutan de libertad. Y el recuerdo de ese lugar tan importante para su fe no les abandonará fácilmente...".
En el prólogo del libro, Falcones afirma que una novela debe aspirar a "que la persona que la lee se traslade en su imaginación a aquellos lugares que aparecen descritos en ella". El escritor recuerda los viajes que realizó a los escenarios en los que situó la historia, impregnados de pasado, marcados por una herencia de sangre, gloria, leyendas, declives. En un pueblo de las Alpujarras, un anciano le preguntó: "¿Viene usted en busca de los tesoros que dejaron enterrados los moros?".
Respecto a Córdoba, destaca que "fue conquistada por los cristianos dos siglos y medio antes que Granada: ha habido mucho más tiempo, pues, para destruir su pasado". Junto a la Mezquita y la Judería, Falcones señala como sus lugares favoritos la plaza del Potro, "aquel pintoresco escenario poblado de todo tipo de gentes ya citado por Miguel de Cervantes", las Caballerizas Reales y el Alcázar de los Reyes Cristianos.
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