Lo que me gusta de 'Cerebus'
La célebre historieta de Dave Sim está protagonizada por un antropomórfico oso hormiguero con mala leche que a lo largo de la serie vive variopintas aventuras


Si usted ha nacido en este planeta y es más o menos adicto a los tebeos, no hará falta que le cuente qué es Cerebus. Pero por si acaso no pertenece al anterior grupo, aquí le dejo una sucinta y exacta descripción debida a su propio creador, el canadiense Dave Sim (Hamilton, 1956): "Cerebus es una novela gráfica de 6.000 páginas que comencé con el número 1, allá por diciembre de 1977, y concluí recientemente con el número 300, marzo de 2004, serializada en forma periódica y luego reimpresa y mantenida en catálogo en 16 volúmenes recopilatorios".
Cerebus, pronunciado sérebas, es también el nombre del protagonista de la historieta, un antropomórfico oso hormiguero de color gris y bastante mala leche -al estilo del pato Howard de Steve Gerber, de quien toma cierta inspiración inicial-, y que tiene tendencia a vivir variopintas aventuras que a menudo escapan de lo anecdótico y se convierten en recuento de las ideas e inquietudes del propio Sim.
Hay quien le perdona todo a Cerebus porque la considera una obra maestra de la historieta y quien, por el contrario, discute airadamente las polémicas opiniones del autor, sobre todo en lo que a feminismo y homosexualidad se refiere -merece la pena anotar que un porcentaje de estos últimos siguen considerándola una obra maestra a pesar de ello-.
Por mi parte, diré que del extenso tebeo de Sim admiro lo siguiente: su cualidad de pionero del mercado independiente y epítome de la autoedición, pues ha de saberse que el dibujante se montó su propio tinglado y tuvo la tenacidad de mantenerlo, mes tras mes, año tras año, al margen de grandes y pequeñas compañías.
Admiro también su impetuosidad, que bien podríamos llamar ambición, así como su fidelidad a una idea: a los 23 años, en un viaje lisérgico, Sim se dijo a sí mismo que su serie alcanzaría los 300 números mensuales, ni uno más ni uno menos. Y así ha sido. Considero algo más que meritoria la experimentación formal que exuda la obra por los cuatro costados -algo que queda bien patente en este segundo volumen de la saga, Alta sociedad, con que la editorial Ponent Mon, según consejo del artista, da comienzo a la anhelada edición en castellano de Cerebus-, así como lo inagotable de su inventiva gráfica. Y me quedo embobado mirando los dibujos de Sim, especialmente a partir de su asociación con Gerhard, quien eleva exponencialmente la calidad final de la página.
Y por último, me gusta que Cerebus sea una historieta seria y paródica a un tiempo. Que Sim tenga humor, pero también la valentía de expresar sus controvertidas convicciones religiosas, filosóficas, sexuales, sociales y políticas, coincidan o no con las mías. Porque, ya ven, estoy hastiado de las medias tintas, de la zona gris y de los discursos que reman a favor de la corriente. Pienso que estos nada aportan a la discusión, y que de ellos nada se aprende.
l crashcomics.blogspot.com
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