Destino de la luz | Crítica
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firmado mister j. por J. Fernández
Lo bueno de ser editor en un mercado deficiente es que, a poco que uno se esfuerce, los resultados saltan a la vista. Hablando específicamente de traducciones -y dejando de lado el mercado de los superhéroes, donde está todo el pescado vendido-, basta con estar suscrito a la newsletter de Fantagraphics y darle un par de repasos a su fondo todos los meses para confeccionar un catálogo a la medida. Eso sí, hay que darse prisa porque esto ya no es como hace 20 años, ahora está todo el mundo al loro. (Abro un paréntesis para pedir un aplauso sincero para esos locos que todavía se atreven a publicar tebeo patrio.)
Y claro está que Fantagraphics hace su trabajo mejor que nadie, y a uno le encanta que se traduzcan sus títulos -ya puestos aprovecho para sugerir que alguien se anime con Supermen! The First Wave of Comic Book Heroes 1936-1941, recopilación de historietas de Lou Fine, Jack Cole, Basil Wolverton, Bill Everet… ¿Qué más se puede pedir?-, pero también se añora un poco de riesgo e imaginación por parte de los editores. De esto último ha hecho precisamente gala -otra vez- Fulgencio Pimentel, a quien se le ha ocurrido ahora recopilar en tomo la serie Rocky, un pequeño conjunto de historietas cortas de los primeros números de la mítica revista Love & Rockets, firmadas por el siempre excelente Jaime Hernández. Nunca antes habían sido editadas de manera exenta, así que no lo encontrarán -aún- en el catálogo de la citada editorial de Seattle, y es que lo que tenemos aquí es algo así como una primicia mundial. Lo que yo decía, imaginación.
Con su toque futurista y sus gotas de culebrón, Rocky es un divertimento de estos que siempre han poblado el universo de los Hernández, protagonizado por una chica negra llamada Rocky y su robot Patoso. "La primera historia de Rocky la cogí de otra historia de Penny Century que había hecho algunas años antes para el pequeño fanzine impreso que hacía un tipo… Fue antes de Love & Rockets", explica el propio Hernandez en la entrevista que nos regalan Alberto García Marcos y César Sánchez al comienzo del volumen. "En seguida se convirtió en un miembro permanente de un grupo de superhéroes en el que estaba trabajando. En la época en la que apareció Love & Rockets yo ya estaba en lo punk y no estaba por la labor de tomarme los superhéroes muy en serio. Pero me seguía gustando el dibujo de aquella chica".
Para el que conoce Locas, la esplendorosa obra en marcha de Jaime Hernández, Rocky trae el aroma de los viejos tiempos de Mechanics, cuando el personaje de Hopey no estaba aún tan desarrollado, el tono general bebía de la ciencia ficción y Maggie trabajaba arreglando cohetes. Los guiones tienen el mismo desenfado de entonces, ese encanto sencillo e inexplicable, y el dibujo aún no posee la claridad y la contundencia de las etapas más maduras de Locas, pero es tan delicioso como cabe esperar del maestro. Aclara Hernández que estas historietas fueron un receso en el trabajo de Locas, y que le gustaría que significasen eso mismo para el lector: un descanso. Ya aviso que sienta mucho mejor que dormir la siesta.
Jaime Hernández. Fulgencio Pimentel. 48 páginas. 16,15 euros.
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