ENTREVISTA · MANUEL SONSECA

"Algunos fotógrafos, como los poetas, utilizamos la metáfora para expresarnos"

  • Aunque cursó la carrera de Medicina, Manuel Sonseca tuvo claro desde muy pronto que su destino estaría ligado a la fotografía, un arte que le ha permitido delimitar una "geografía de las emociones"

Sus primeros recuerdos ante una cámara le sitúan en su niñez, frente a una Kodak de cajón. Como por arte de magia, siempre que apretaba el disparador "algo quedaba ahí dentro para siempre", recuerda Manuel Sonseca Vega (Madrid, 1952), el último ganador del premio Pilar Citoler. Desde entonces, comenzó a ampliar sus fronteras geográficas y artísticas en una carrera de fondo en la que imagen y sentimiento van indisolublemente unidos.

-La fotografía ganadora lleva por título Berlín, 2008. ¿En qué momento se hizo?

-La imagen ganadora fue tomada en septiembre de 2008 en el transcurso de un viaje a Berlín. El Monumento al Holocausto me impresionó por su severidad y sencillez y por ese grito de fondo que circula sin descanso a través del inmenso laberinto de bloques de cemento.

-El jurado del premio destacó en su fallo su "trayectoria analógica en blanco y negro dentro de la época de cambios vertiginosos de la era digital". ¿Por qué es usted defensor de este tipo de fotografía?

-Nada tengo en contra del proceso digital, es fruto de los tiempos y del mercado, incluso creo que es más ecológico que el proceso químico…, pero son muchos los años trabajando con un método y eso es difícil cambiar. También, el hecho de utilizar película de haluros de plata y revelarla forma parte de una liturgia especial, insustituible diría yo, y en la que aún puedes sentir la emoción contenida al sacar el rollo del tanque de revelado y mirarlo, húmedo, al trasluz. Eso, la fotografía digital jamás lo podrá conseguir.

-¿Cuál es la cámara que usa habitualmente?

-Una Leica M7 con un único objetivo de 50 mm. La Leica M es más que una cámara, es un objeto de culto y me encuentro muy cómodo con su ergonomía y su silencioso obturador. Además no llama la atención y a mí me gusta pasar desapercibido cuando tomo fotografías.

-¿Qué tiene que interponerse al objetivo de su cámara para que le merezca la pena disparar?

-Yo le llamo a mi forma de tomar imágenes fotografía literaria o de evocación. También podría ser, como dice el poeta Adolfo Montejo, un nuevo género fotográfico: el del autorreportaje. En general creo que hablar de uno mismo es sin duda una perversión. Por eso algunos fotógrafos, como los poetas, utilizamos la metáfora para expresarnos de forma más discreta, sin ruido que nos pueda delatar. Nuestra gran metáfora consiste en traducir, a través de una imagen robada al destino, la inquietud de un momento de realidad que corresponde a otros momentos vividos o soñados. El resultado es tan íntimo que, a veces, dificulta la comprensión del espectador. Como en la poesía. Neruda hablaba con un cartero empeñado en hacer metáforas sin advertirle sobre los peligros de la incomprensión. Ya sabemos cómo acabó el pobre cartero. Por eso los fotógrafos -algunos- , como los poetas, estamos destinados a morir un poco cada vez que utilizamos una metáfora. Por tanto no hay prioridades temáticas, porque el tema es el autor mismo y sus inquietudes, sus anhelos, sus frustraciones, que quedan reflejados en una fotografía.

-En su currículum queda claro que trabajar en países muy diferentes está entre sus preferencias. ¿Son los viajes imprescindibles en la carrera de un fotógrafo?

-Es cierto que algo que nos gusta especialmente a los fotógrafos es viajar. Lo cierto es que la fotografía comenzó a crecer con los viajes, a mediados del siglo XIX, aunque en aquellos momentos los verdaderos protagonistas eran los monumentos y paisajes lejanos que los viajeros traían. A partir de la segunda década del siglo XX, y con la notable influencia de Robert Frank y Jack Kerouac, algunos fotógrafos, como algunos escritores y poetas, comenzaron a viajar para reconocerse. La mirada fue hacia los entresijos del alma de cada uno. Entonces, el documentalismo social se transformó en documentalismo privado y el reportaje gráfico al uso, en autorreportaje. Viajar se convirtió en una experiencia existencial y la fotografía en paradigma visual de la biografía de su autor. El viaje es otra metáfora, en este caso de la vida misma, y el fotógrafo, como testigo viajero, dispone con sus imágenes una geografía de las emociones, de los sentimientos y del recuerdo.

-¿Qué le gustaría fotografiar que aún no haya podido?

-Me gustaría retratarme fielmente, pero me da cierto miedo.

-¿Qué proyecto tiene entre manos?

-Sigo con mi proyecto de la Ronda de las ciudades y otros que son un poco secretos y que desvelaré en su momento.

-¿Qué opinión le merece la celebración de actividades fotográficas a gran escala como es el caso de PHotoEspaña?

-PHotoEspaña ha conseguido que la fotografía llegue a mucha gente ajena a los círculos habituales y también que las instituciones públicas y privadas comprendan la gran importancia de este medio como forma de expresión artística. Todos los fotógrafos debemos estar contentos por que existan eventos de este tipo, que, sin duda, tienen una repercusión directa en el reconocimiento de nuestra labor creativa.

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