Música

41 Festival de la Guitarra de Córdoba: Muchachito Bombo Infierno y La M.O.D.A. se ponen tirantes para la fiesta

La Maravillosa Orquesta Del Alcohol, durante su actuación.

La Maravillosa Orquesta Del Alcohol, durante su actuación. / Juan Ayala

Y el Festival se vistió de festival. Y el público disfrutó y bailó, contagiado por los ritmos pegadizos llegados desde el escenario por dos bandas que se lo pasan en grande con lo que hacen, y eso hace que el resto se contagie de su energía positiva. Porque precisamente alegría es lo que transmiten de principio a fin Muchachito Bombo Infierno y La Maravillosa Orquesta Del Alcohol (MODA), los encargados de bajar definitivamente el telón del Teatro de la Axerquía en una edición completísima, por calidad y diversidad, de la cita que cada julio tiene Córdoba con las seis cuerdas.

Bajo los sones de trompetas, bombos, tambores y guitarras se presentó Muchachito Bombo Infierno. Jairo Perera ya no va solo, haciendo de hombre orquesta como en sus comienzos; ahora está rodeado de una banda que por ocasiones no suena limpia (no confundir con mal), pero que sigue a la perfección el ritmo que marca un líder que no para quieto, que se mueve a chispazos, ya está aquí viendo cómo le va a uno de los baterías, como allí siguiendo la evolución del cuadro que preside el escenario y que otro compañero dibuja en la hora y pico que dura el concierto. Hay muchos sitios para dirigir la mirada.

Pero los ojos se dirigen al centro, donde sobre un micro de pie, para liberar las manos que tocan la guitarra como si le dieran cuerda, reproduce uno tras otro hasta superar la veintena de temas a los que pone voz Muchachito. Solo se detiene un par de ocasiones: la primera para quitarse su camiseta de tirantes -el calor, asfixiante, no es fácil de aguantar para quien viene de fuera-, la segunda para pedir localizar un micro perdido que lo tiene a mal traer. Soluciones a los problemas, y a continuar.

Porque la conexión con los fans, menos que tiempo atrás, pero igualmente agradecidos, existe, y se puede ver cuando suenan La mejor, Caraguapa o El bailarín nocturno, pero sobre todo al irrumpir clásicos hechos a su manera como La quiero a morir, Americano o Siempre que quiera, cantadas a coro por la pista y la grada de un teatro que apenas si rozó la media entrada, demasiado poco para la calidad artística de las bandas, pero… Así avanzó el concierto, entre subidas y bajadas, hasta explotar con el Ojalá (no te hubiera conocido nunca...) que echó el cierre, su éxito más reconocido, que nunca pasa de…

M.O.D.A. Así, con mayúsculas, es como se reconocen a La Maravillosa Orquesta Del Alcohol, que tomó el relevo tras la media hora preceptiva para adaptar el escenario a su gusto. Conjuntados a la perfección, ataviados con sus habituales tirantes, más justificados que cuando actúan en su Burgos natal, la banda brilló ya desde los primeros acordes hasta firmar un conciertazo. Suenan de lujo la conexión entre los instrumentos, desde la mandolina al banjo o el acordeón, pasando por el saxofón o el clarinete, hasta los más recurrentes guitarras, bajo y batería; con las voces de Alvar de Pablo, Joselito Maravillas y David Ruiz, que lleva el peso de la actuación, dinámica, contagiosa.

Concierto de Muchachito Bombo Infierno, en la Axerquía. Concierto de Muchachito Bombo Infierno, en la Axerquía.

Concierto de Muchachito Bombo Infierno, en la Axerquía. / Juan Ayala

Con más de una década a sus espaldas, ahora es cuando el éxito ha llamado a su puerta y su legión de seguidores corea una tras otra todas las canciones, pegadizas, con esa mezcla tan particular de folk rock, blues y hasta rock and roll. Van desgranando Una canción para no decir te quiero, La inmensidad, La vieja banda, Prmvr o Himno nacional mientras la pista de la Axerquía coge (más) temperatura. Hay ganas de fiesta, arriba y abajo del escenario, aunque ya es de madrugada.

Y eso obliga a caminar hacia el final, con el repaso a temas de discos anteriores como Colectivo nostalgia, Los lobos o 1932, pero también con ese Miraflores que recupera canciones de antaño en su último álbum, Nuevo cancionero burgalés, o la guardada para el último bis, un Mañana voy a Burgos cantado por todo el teatro, ensimismado por la interpretación previa de su gran clásico, ese Héroes del sábado que ya se ha convertido casi en un himno. Música y ambiente de festival para cerrar el Festival de la Guitarra en la Axerquía. Ojalá el año próximo sea igual, al menos...

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