Una exposición antológica celebrará el centenario de Ángel López-Obrero

La Fundación de Artes Plásticas Rafael Botí programa para septiembre una muestra que descubrirá los diversos perfiles de un pintor que conectó con la vanguardia a través de una poética muy personal

'Aldea junto al mar', óleo sobre papel de 1946.
Alfredo Asensi / Córdoba

26 de mayo 2010 - 05:00

Captó el latido de la vanguardia, la ola colosal, lúdica y ruidosa de formas y estructuras que vino a transformar el arte. Ejerció un realismo entre mágico y poético, una plástica de horizontes metafísicos, un arte abierto hacia lo onírico y lo surreal pero también cercano al pálpito de las gentes y los espacios. Estuvo tres meses en un campo de concentración y ganó la Medalla de Plata de Andalucía. A Córdoba le falta mucho por conocer de Ángel López-Obrero, que nació hace 100 años en la plaza de las Cañas y cuya obra será objeto de una extensa revisión el próximo septiembre por parte de la Fundación Provincial de Artes Plásticas Rafael Botí.

La antológica atenderá a los diversos periodos y estilos que se manifiestan en su obra y también a sus facetas de teórico e impulsor de acontecimientos artísticos.

Las aptitudes pictóricas de López-Obrero afloraron prontamente y su padre lo matriculó con sólo 11 años en la Escuela de Artes y Oficios, paso obligado para realizar los estudios superiores de pintura en Madrid. En 1924 conoció a Daniel Vázquez Díaz, que resultó fundamental en su formación artística. En unos apuntes autobiográficos recogidos en la web www.pintorlopezobrero.com, creada por su nieto Daniel, el artista relata esta circunstancia: "Vázquez Díaz vino a Córdoba con la intención de hacer unos dibujos para un retrato del legendario torero cordobés Rafael Guerra Guerrita; estuvo aquí dos o tres días y mis amigos Rafael Botí y el escultor Enrique Moreno me lo presentaron. Me trató con sencillez y amistad, descubriendo en él un gracejo extraordinario y una simpatía desbordante. Le enseñé algunos dibujos y apuntes del natural hechos por mi cuenta y él dijo: 'Hombre, esto está muy bien'; y me animó. Me invitó a que fuera a verlo cuando llegara a Madrid para estudiar". Así ocurrió en 1925: aprobó el examen de acceso a la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando y la primera visita que hizo en la capital de España fue al pintor onubense: "En aquellos años tenía en su estudio un nutrido grupo de alumnos particulares y yo le pedí que me admitiera en sus clases, los días que no tuviera clases en la escuela. Él aceptó".

Manuel Benedito, Julio Romero de Torres, José Moreno Carbonero, Cecilio Plá y José Garnelo fueron algunos de los profesores de López-Obrero en Madrid, donde terminó sus estudios en 1930. Al año siguiente se trasladó a Barcelona, donde estableció su residencia y trabajó como publicista e ilustrador. La Guerra Civil vino a desordenar su vida: comprometido con la República, en enero de 1939 tuvo que partir hacia la frontera francesa, donde fue detenido por gendarmes que lo llevaron al campo de concentración de refugiados en la playa de Argelès-Sur-Mer. Allí estuvo "tres amargos meses".

De regreso a España, en 1940, fue detenido y llevado a la cárcel de Figueras, donde estuvo un año y medio. Posteriormente fue trasladado a la cárcel de Barcelona: tres años por rebelión militar. Con su trabajo en los servicios militares de construcción redujo la pena impuesta de 20 años y un día. Fue su etapa más amarga: dolor, soledad, separaciones familiares.

El pintor retomó su actividad como artista y profesor en Barcelona, donde fundó la Escuela de Artes Plásticas y fue uno de los creadores de los Salones de Octubre, y en 1952 regresó a Córdoba, donde, además de realizar numerosas exposiciones, participó en la puesta en marcha de varias iniciativas culturales. En los años finales de su vida fue objeto de distintos reconocimientos, entre ellos, en 1989, la concesión de la Medalla de Plata de Andalucía.

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