Cultura

"No doy por bueno un relato hasta que no está todo armonizado"

  • El escritor de Villanueva de Córdoba presenta esta noche la obra con la que ganó el premio Generación del 27 de narrativa breve, 'Canción de la madre del agua'

Hace un año, Pedro Tébar (Villanueva de Córdoba, 1943) se convirtió en el ganador del IV Premio Internacional de Narrativa Corta Generación del 27 con Canción de la madre del agua, una colección de relatos centrada, al igual que su primer libro, Música en la almohada, en la comarca de los Pedroches. Esta tarde, a partir de las 20:00, el escritor presenta el libro, publicado por la editorial Renacimiento, en Bodegas Campos.

-¿Qué relación hay entre estos relatos y los de Música en la almohada?

-El espacio geográfico, los Pedroches, es el mismo y la atmósfera en la que están recreados los relatos, también. Incluso el nombre, Canción de la madre del agua, hace referencia a esa música que ya estaba presente en el primer texto, sólo que entonces era el eco de la infancia, la voz de la madre que te canta mientras te sube el embozo de la sábana en las noches de invierno. Y ahora es el canto silbante de la salamandra, la madre del agua en Mardencina, que aquí simboliza los miedos antiguos de estas tierras.

-Muchos de estos textos adoptan la forma de leyendas. ¿Qué componentes de realidad hay en ellos?

-Todos sabemos lo que es una leyenda: un hecho histórico que se ha ido enriqueciendo con el paso del tiempo debido al uso que el pueblo ha venido haciendo de él. Yo he recogido la realidad como punto de partida de todos estos relatos y, poniéndome en el lugar del pueblo, utilizando sus mismas armas, la imaginación, les he ido dando cuerpo para que la leyenda crezca. Por ejemplo, en El pozo del milagro, además de rendir un homenaje a todos los pozos que había en los patios y corrales de las casas, construyo el relato partiendo de la aparición histórica de un pozo en Mardencina al que llamaron "el pozo del milagro". Y es posible que, con el tiempo, la leyenda continúe porque el pozo sigue existiendo.

-¿Cómo afronta la conjunción entre realidad y ficción en sus relatos?

-Necesitamos un apoyo real para enfrentarnos a un relato. A veces basta un sonido. Otras veces es un olor. Otras, una mirada que te muestra todo un mundo mejor que mil palabras. Luego tienes que convertir ese momento inicial en un hecho literario. Al hacerlo mentimos, fantaseamos. Todo instante tiene detrás un drama, una historia. Cuando contamos esa realidad literariamente la estamos convirtiendo en ficción.

-El jurado destacó la eficacia del lenguaje utilizado en esta obra ¿Batalla mucho con las palabras cuando escribe este tipo de cuentos?

-Pues sí. No doy por bueno un relato hasta que no veo que todo está armonizado. Unas veces lo consigo de una manera natural porque la narración ha ido fluyendo sola. Otras veces vuelvo al principio del párrafo y retomo la música. Para mí un buen relato, en algunos aspectos, debería parecerse a un poema, un poema largo y equilibrado. Quizá eso es lo que percibió el jurado. También la relación entre el tema y la forma.

-Ha convertido Los Pedroches en su mundo mítico. ¿Qué elementos conforman la esencia de este territorio?

-Lo vegetal, la encina, el aislamiento, la piedra de granito, la luminosidad del cielo, las sierras que nos rodean como un anillo. Yo no he inventado ese mundo mítico. Estaba ahí desde mi infancia. Sólo he tenido que mirarlo y contarlo.

-¿Cómo ve actualmente la comarca?

-Los Pedroches están despegando. Pero lo mismo están haciendo otros lugares y comarcas. Nadie puede quedarse dormido mirando los encinares. Eso hay que dejárselo a los poetas. Potenciar un territorio es saber ofrecerlo a los demás sin adulterar su esencia. Pero si los que dirigen los asuntos públicos no alargan su mirada más allá de lo que alcanza nuestro batolito, en vano esperamos.

-¿Cómo será la tercera entrega? ¿Se plantea dar el salto a la novela?

-Ahora no puedo escribir de otro tema. Seguiré en este espacio porque, como decimos por aquí, he cogido un buen ensote con esta comarca, pero intentando profundizar cada vez más. El tres es número mágico, de ahí, supongo, las trilogías. En cuanto a la novela, no la concibo como una manera natural de evolución. El cuento o el relato nada tienen que ver con la novela. Si el tema y la estructura lo requieren, lo intentaremos. Pero por haber escrito relatos no es más fácil el abordaje de la novela.

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