Crítica Flamenco

Motivado encuentro flamenco

Un momento del festival, en el Teatro Góngora.

Un momento del festival, en el Teatro Góngora. / Laura Martín

Y fue el nuevo Festival Flamenco Memorial Agustín Gómez, evitando en lo posible que tal personalidad quede relegada de los recuerdos de aficionados y los que lo admiraban –como los más jóvenes que se estén acercando al arte flamenco–. Otro oportuno encuentro dedicado a este paladín, divulgador, crítico de radio, prensa, escritor, conferenciante, jurado en algunos de los más reconocidos certámenes, y coimpulsor y director durante muchos años de la Cátedra de Flamencología de la Universidad de Córdoba (UCO), entre tantas otras colaboraciones, el viernes en el Teatro Góngora.

De modo que con un cartel formado a base de flamencos cordobeses del cante, toque y baile tuvimos ocasión de reencontrarnos entre otros con la veteranía del cante de Rafael Chaparro y Rafael Ordóñez, éste premio Dolores la Parrala del Concurso Nacional de Córdoba 1992, para con su personal repertorio cada cual exponer a la audiencia una muestra, con trilla, soleá apolá de Cobitos, petenera y fandangos de Peluso y Cepero caso de Chaparro, como Ordóñez se empleó en tandas de soleá de Alcalá, caña, también cantiñas por caracoles, Romance a Lorca, y colombianas. Recibiendo ambos el reconocimiento de la audiencia.

Caso de los turnos de David Pino, Mención Honorífica Concurso Nacional de Córdoba 2007 y actual director de la mencionada Cátedra de flamencología, así como de Eva de Dios, Opción a premio del Concurso Nacional 2013, responsabilizados cada uno de su gustosa oferta cantaora; él dando forma a cantes desarrollados tras tener la inquietud de estudiarlos, añadiéndole mucha enjundia y personalidad, en soleá, caña y abandolao, vidalita, seguiriya de Triana y cambio de Molina. Como la joven Eva de Dios, atenta, supo mostrar con ilusión y atrayente frescura un pregón y tonás, soleá por bulerías, tientos-tangos, y bulerías añadiéndole taconeo y vueltecita para acabar. Así, cada cual fue objeto en su intervención del entusiasmo del respetable.

Animación del aforo, además, con la dinámica del baile de Manuel Jiménez (Estampío para mi), como joven figura de un currículo ya cosmopolita, de actuaciones. Haciendo una salida en su turno, ataviado con severo y elegante corte de traje gris, para acaparar expectante atención por su genio, pulcritud y viril desarrollo de la exhibición que protagonizó con la soleá de Triana, que le obligó al final a volver, ante la clamorosa clausura, bailando por tangos. Remarcando que estuvo sobrado de oficio en cuantos pasos y movimientos mostró, a través de zapateados, punta y tacón, rotaciones, mudanzas y clavados desplantes.

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