Correcta aproximación a una figura gigantesca

Bonhoeffer, el espía | Crítica

Un fotograma de 'Bonhoeffer, el espía'.
Un fotograma de 'Bonhoeffer, el espía'.

La ficha

**** 'Bonhoeffer, el espía'. Drama, Irlanda, 2024, 132 min. Dirección y guion: Todd Komarnicki. Fotografía: John Mathieson. Intérpretes: Jonas Dassler, Phileas Heyblom, August Diehl, David Jonsson.

Dietrich Bonhoeffer (1906-1945) es uno de los teólogos luteranos más importantes del siglo XX y de mayor influencia hasta hoy, tanto en la teología protestante como en la católica. Una influencia extensible, fuera del ámbito teológico, al pensamiento del siglo XX. No solo por la importancia de sus extraordinarios textos teológicos citados por los papas católicos posconciliares, sobre todo por su Ética de universal influencia pese a tratarse solo de parte de una obra mayor que las trágicas circunstancias dejaron inconclusa. Y por la heroica coherencia entre fe y vida que le llevó a oponerse al nazismo, integrarse en la resistencia y actuar como agente para los aliados. Lo pagó con la vida, siendo encarcelado en 1943 y ahorcado el 9 de abril de 1945, solo dos semanas antes del suicidio de Hitler.

El contexto de su actuación fue el de la ruptura, tras el ascenso del nazismo en 1933, de la Iglesia Luterana en la mayoritaria y oficial Iglesia Evangélica Alemana, al servicio de Hitler bajo el mando del siniestro pastor Ludwig Müller, fanático que se suicidó tras la caída del nazismo, y la más minoritaria y clandestina Iglesia Confesante en la que junto a Bonhoeffer militaron futuros líderes pacifistas como el pastor Niemöller -autor de la famosa poesía Cuando los nazis vinieron por los comunistas, atribuida erróneamente a Brecht- o el gran teólogo Karl Barth.

La vida de Bonhoeffer tuvo una dimensión novelesca cuando de la heroica resistencia pacífica pasó a la acción como espía, pasando información a los aliados aprovechando sus viajes al extranjero para asistir a conferencias religiosas, colaborando con las redes que ayudaban a esconderse o huir a judíos y participando en los planes para derrocar al Hitler, lo que le vinculó -sin que esté probada su participación directa, ya que había sido encarcelado un año antes- en el atentado del 20 de julio de 1944 conocido como Operación Valkiria.

Si bien las ediciones sus obras son constantes y la bibliografía sobre él es apabullante, el cine, con la excepción de la poco difundida Bonhoeffer, agente de Dios (Erich Till, 2000), no se ha interesado en esta figura excepcional de tanta influencia y tan trágico final. El guionista y director Todd Komarnicki, autor del guión de Sully (Eastwood, 2016) y director de Resistencia (2003), aborda esta figura extraordinaria con una escritura académica y un planteamiento de guión al que se le pueden reprochar algunas innecesarias infidelidades para dar color anecdótico o para reforzar el suspense conspirativo, que ofrece lo mejor al abordar la tensión entre el pacifismo y la acción, entre los contenidos teóricos y doctrinales de la religión y la actuación que exigen.

Aunque la opción por el correcto biopic convencional no logra dar todo su desarrollo a los planteamientos más profundos -¿cómo mantener la separación evangélica cuando el César quiere poner a Dios a su servicio?- que se remontan al jesuita Juan de Mariana y su famoso si es lícito matar al tirano cuando el príncipe “es un enemigo público que provoca todo género de males a la patria y merece verdaderamente el nombre de tirano, y no solo puede ser destronado, sino que puede serlo por cualquier medio, incluso con la misma violencia con que él arrebató el poder”.

La cuestión queda apuntada en la película, pero algo aguada por las anécdotas inventadas y las libertades que se toma para acentuar el suspense, que han generado cierta polémica entre los estudiosos de Bonhoeffer, y por la limitada corrección de la puesta en escena. Tan gran personaje merecía una más radical escritura cinematográfica. El grandísimo Terrence Malick abordó la crisis de conciencia religiosa frente al nazismo con mucha mayor fuerza visual y dramática en Vida oculta (2019), basada en la vida de otro mártir del nazismo, el granjero católico Franz Jägerstätter. Pero Malick es Malick. De todas formas, se agradece que esta película divulgativa de correcta factura y buenas interpretaciones, dé a conocer a Bonhoeffer entre quienes lo desconocen.

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