Cultura

El crimen y creación confluyen en el Teatro Góngora con 'Tebas Land'

  • La obra, dirigida por Natalia Menéndez y escrita por el dramaturgo uruguayo Sergio Blanco, es una inquietante tragedia sobre un parricidio y su representación escénica

Natalia Menéndez y Víctor Sevilla, ayer, en la presentación de la obra.

Natalia Menéndez y Víctor Sevilla, ayer, en la presentación de la obra. / jordi vidal

La historia de un crimen y cómo se transforma en una representación escénica confluyen en Tebas Land, la obra que llega esta noche (20:30) al Teatro Góngora. Natalia Menéndez dirige la obra del dramaturgo franco-uruguayo Sergio Blanco, que narra una inquietante tragedia que tiene al parricidio como tema central, pero desde el punto de vista de su representación en un escenario.

La obra se ha llevado a escena en numerosos países y elogiada en todos los teatros donde se ha montado, desde Montevideo a Berlín, o de Londres a Tokyo. El texto se inspira en el legendario mito de Edipo, rey de Tebas; en la vida del santo europeo del siglo IV San Martín, y en un expediente jurídico creado por el propio Blanco en el cual se narra el juicio de un joven parricida llamado Martín Santos, interpretado por el actor Víctor Sevilla. La obra narra los encuentros que éste mantiene en prisión con un dramaturgo, encarnado por Pablo Gómez-Pando, más interesado en cómo poder representarlo que en el crimen en sí.

El texto se basa en 'Edipo Rey', 'Los hermanos Karamazov' y 'Un parricida'

A partir de los distintos encuentros que mantienen en la cancha de baloncesto de la cárcel, Tebas Land irá poco a poco centrándose no tanto en la reconstrucción del parricidio como en la representación escénica entre ambos personajes. De ese modo, la pregunta inicial que abre la pieza, "¿cómo es posible matar a alguien?", será reemplazada por la pregunta final "¿cómo es posible representar a alguien?". El texto se aleja así de la dimensión ética del asesinato del padre para centrarse en las posibilidades estéticas de su representación y ofrecer finalmente una emocionante tesis sobre el acontecer teatral.

Natalia Menéndez explicó ayer que la obra "trata continuamente la cuestión del parricidio y la persona enajenada con el hecho creativo", a la vez que analiza "si el hecho de la creación es tan puro como se nos ha hecho creer". Otro de los temas que trata es "la idea de la escucha, el ser oído".

El actor Víctor Sevilla (que sustituye a Pablo Espinosa, que es baja por un problema de salud) reconoció en la presentación de la obra que "a día de hoy es uno de los trabajos que más me han tocado el corazón" ya que se identifica "con esas personas que sufren, que están viviendo el maltrato". En su opinión, "hay que dar segundas oportunidades" y confesó que "cuando conoces historias así (como la de Tebas Land), incluso llegas a ponerte en el lugar del otro".

La escenografía es "sencilla" ya que la historia se desarrolla en una cancha de baloncesto que a ratos es una cárcel y a ratos un escenario. En Tebas Land un dramaturgo va a la cárcel a mantener un encuentro con Martín, un parricida sobre el que quiere escribir. El hombre mató a su padre clavándole 21 veces un tenedor; un padre que maltrataba a su madre y también a él. "A lo largo e la obra se explica por qué ese hecho", señaló Menéndez.

Por otra parte, el texto refleja cómo el dramaturgo consigue la información que quiere en los encuentros que mantiene en prisión con Martín, de forma que irán saliendo a la luz secretos, revelaciones y verdades que provocarán cambios en ambos personajes.

Escrita en 2012, declarada Obra de Interés Cultural en Uruguay, premiada como mejor producción en los prestigiosos Off West End London Awards, candidata a cinco Premios Max en su edición de este año -entre ellos los que reconocen al mejor espectáculo, obra y dirección-, Tebas Land revisita una serie de textos clásicos que abordan el tema del parricidio (Edipo Rey de Sófocles, Los hermanos Karamazov de Dostoyevski, Un parricida de Maupassant y Dostoyevski y el parricidio de Sigmund Freud), no con el propósito de rendirles un hueco homenaje literario, sino con el de plantear un verdadero desafío sobre la creación teatral. Esto es, reflexiona sobre cómo se ha representado sobre el escenario un hecho criminal desde Grecia hasta la actualidad.

Para Natalia Menéndez, que retoma con esta pieza la dirección escénica tras ocho ediciones al frente del Festival de Teatro Clásico de Almagro, Tebas Land "es la tragedia más inquietante que he leído en este inicio de siglo XXI". En su opinión, la obra "aporta el debate ético y estético de la representación. ¿Cómo se representa un crimen, cómo se representa a un parricida, cómo innovar entre la imitación, la copia, lo falso y la verdad?". El autor, Sergio Blanco, aclara que "obviamente condeno todo acto de violencia y todo gesto de levantarse contra otro es atroz pero también puedo entender que una persona, en la desprotección total, desposeída de todo y sometida a esa violencia, le ponga un freno".

Divertida, inteligente y ágil, Tebas Land es una obra de efectos y sorpresas, con una trama sorprendente que lleva permanentemente al espectador a la especulación, al límite entre la verdad y la mentira. Considerada uno de los mayores éxitos teatrales en español de los últimos años, se trata de "una obra para que estallen los actores", según la crítica, que alaba el trabajo de los intérpretes, el texto en sí - "está escrita con una pericia técnica y un sentido del ritmo envidiable"- y el resultado general del montaje - "una función ineludible, sorprendente e intensa en los distintos planos en los que se desarrolla"-.

En resumen, Tebas Land relata el juicio que se está llevando a cabo a un joven, llamado Martín Santos, al que se le acusa de parricidio. El otro personaje es un dramaturgo que irá a visitarle a prisión para tratar de reconstruir la historia del crimen. La obra juega así con elementos de metateatro y de autoficción y con dos temas clásicos como piezas angulares: el amor y la muerte.

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