Una competencia de alto nivel

Nunca un país había exhibido una relación tan amplia de candidatas al título de Capital Cultural de Europa · La imaginación y la creatividad serán elementos esenciales para conseguir el favor del jurado

Carlota Álvarez Basso y Manuel Pérez, en la entrega del dossier de Córdoba 2016 en el Ministerio de Cultura.
Alfredo Asensi / Córdoba

19 de septiembre 2010 - 05:00

Récord absoluto. Ningún país había exhibido hasta la fecha una relación tan nutrida de candidatas a la Capitalidad Cultural. Dieciséis ciudades españolas aspiran a ser reconocidas con una distinción que refuerce su prestigio en el mapa continental mediante la proyección de su condición cultural, incremente sus índices turísticos, beneficie a los sectores económicos locales, mejore su relación con la contemporaneidad y, en suma, sirva de estímulo para sus estrategias de renovación. Todas conocen las consecuencias positivas de un nombramiento que también conlleva una gran responsabilidad. La Capitalidad es una oportunidad para que las ciudades medias europeas fortalezcan su presencia en el escenario internacional mediante la exhibición de sus perfiles culturales y creativos. Lo cierto es que España ofrece un amplísimo repertorio de ciudades cualificadas para aspirar a este título. Dieciséis de ellas han decidido competir. Otras (Granada, Toledo…) quizá lo hagan en el futuro. La semana próxima sólo quedaran en la pugna entre tres y cinco. La criba será dolorosa pero reforzará a las supervivientes. La lucha final será vibrante y ahí espera estar Córdoba.

El sur activó a comienzos de la década su interés por la Capitalidad Cultural de Europa en 2016. Córdoba, Cáceres y Málaga fueron las primeras ciudades en poner en marcha sus proyectos y generaron una onda que se extendió por todo el país. Casi todas las que en algún momento se postularon para el nombramiento han articulado una candidatura (Santa Cruz de Tenerife y Valencia son las excepciones más notorias), y resulta evidente que algunas de las últimas en surgir (San Sebastián, Santander) han obtenido con rapidez y un trabajo intenso un estatus de favoritas del que carecen rivales más veteranas. El examen de las aspirantes y de lo que se conoce de sus proyectos hace presagiar una competencia de altísimo nivel en la que seguramente muchas de las descartadas iniciales abanderan programas y líneas de trabajo que superan en solidez y originalidad a los de algunas Capitales Culturales de los últimos años. El establecimiento en las bases de la convocatoria de requisitos y orientaciones que las ciudades deben atender ha sido mayoritariamente percibido, más que como un elemento de sujeción o freno de las capacidades expansivas de las candidatas, como un resorte para la articulación de discursos imaginativos que, a partir de la asimilación de las pautas generales, son capaces de concebir propuestas novedosas, integradoras, innovadoras, distintas. "Nos dejaremos sorprender por el ingenio", ha declarado el presidente del jurado internacional encargado de evaluar a las aspirantes, Robert Scott. Las ciudades que en las inevitables quinielas ostentan la condición de favoritas para seguir en liza son las que mejor han captado esta dimensión del proyecto. La concurrencia de puntos, normas y epígrafes básicos que comparten todas o casi todas invita a considerar la importancia que en el proceso tendrán tanto los matices o cláusulas propias de crecimiento como los despliegues laterales a partir del tronco común, así como la integración armónica de los objetivos y las potencialidades de cada ciudad en un todo en el que tan importante como la carencia u ocultación de fisuras es la no exageración de méritos, activos o posibilidades.

Formulación del proyecto, implicación institucional, creación de un organismo para impulsarlo, búsqueda de apoyos, redacción del dossier… La mayoría de las candidatas ha desarrollado una fase previa del proceso a partir de la superación de estas fases. Ahora llega para todas el momento de demostrar no sólo lo mejor de sí mismas sino aquello que las hace mejores que el resto a partir de premisas irrenunciables como la dimensión europea del proyecto y el compromiso ciudadano. Más allá del cumplimiento de lo esencial, la falta de rigores apriorísticos con la que el jurado afronta la criba (una higiénica actitud anuladora de esquemas unidireccionales o reductores) debe actuar como garantía para el reconocimiento de las propuestas mejor ensambladas y de mayor vuelo imaginativo. Córdoba lleva años ampliando sus prestaciones culturales y dando forma a un proyecto que debe competir en condiciones de máxima exigencia. Ha llegado la hora del examen.

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