Cuando el cine erótico fue un fenómeno social

Luis Miguel Carmona refleja en un libro la influencia de este género en Europa

Alfredo Landa y Mirta Miller en 'Alcalde por elección'.
Alfredo Landa y Mirta Miller en 'Alcalde por elección'.

Hubo una época, desde finales de los sesenta y hasta principios de los ochenta, en que el cine erótico se erigió en fenómeno social de una Europa ávida de sexo más o menos explícito. Un tiempo de cuerpos peludos, pechos sin silicona y escenas que iban más allá de una mera sesión de gimnasia genital.

"Las mujeres eran naturales, no estaban depiladas ni operadas, algunas estaban gorditas... Uno de los logros del cine erótico europeo es que las actrices parecían chicas a las que te pudieras encontrar por la calle o en el autobús, y ahí residía el morbo", explica el experto en cine erótico Luis Miguel Carmona.

Emmanuelle, Sylvia Kristel, el destape, Nadiuska, Susana Estrada, Ese oscuro objeto del deseo, Laura Gemser... Referencias imprescindibles de unos años que Carmona ha documentado en Cine erótico a la europea (T&B Editores), donde propone un repaso a esta ola de libertad sexual en el mundo del celuloide.

Los primeros pasos del erotismo se caracterizaron por su precaución, casi siempre en formatos que mezclaban el sexo con otros argumentos secundarios: comedias subidas de tono, documentales presuntamente educativos, filmes sesudos con cuerpos al aire... "Mientras en Francia se hacían películas como El último tango en París o La gran comilona, en España teníamos el landismo. El cine erótico se inauguró con Emmanuelle (1974), una de las películas más taquilleras de todos los tiempos", relata Carmona.

Protagonizada por Sylvia Kristel, la cinta francesa rompió el tabú sexual e instauró el erotismo como base central de una trama. "Empezaron a rodarse muchas películas y se crearon sucedáneos como Emanuelle negra, hecha en Italia. Para evitar problemas de propiedad intelectual quitaron una 'm' y añadieron lo de 'negra", recuerda el historiador sobre la picaresca transalpina.

El cine erótico no emergió en España hasta el fin de la dictadura franquista, pero los cineastas, actores y actrices abrazaron el género con entusiasmo. "Nos pusimos a hacer películas como locos y a desnudar a todo el que se ponía por delante", relata Carmona.

Corría el 11 de noviembre de 1977 cuando Pío Cabanillas, a la sazón ministro de Cultura con UCD, terminaba oficialmente con la censura del antiguo régimen. Había nacido el destape, con Nadiuska, Bárbara Rey y Susana Estrada entre sus grandes iconos. "Son los nombres más destacados, aunque había muchos otros. Estrada sólo hizo tres o cuatro películas, pero fue un referente de lo que comenzaba a ser la libertad en España. En el cine, Nadiuska era la número uno", asegura el autor.

Estas actrices se hicieron a un lado con la llegada del cine clasificado S, que vivió su lustro dorado entre 1978 y 1983. "Se hizo un cine erótico muy libre, de películas sin ningún tipo de subvención, para un público muy determinado. Algunas recaudaron cien millones de pesetas, una cifra que no alcanzan muchas películas españolas en la actualidad", resalta Carmona.

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