Lo atlántico se reivindica

Lo atlántico se reivindica
Lo atlántico se reivindica
Ángel Vázquez

09 de julio 2012 - 05:00

Fecha: sábado 7 de julio. Lugar: Teatro de la Axerquía. Media entrada.

Mientras que lo mediterráneo parece estar siempre de moda, lo atlántico mantiene un perfil más lejano y frío, lleno de neblinas que lo mismo esconden monstruos deformes y crueles como los fomorianos que princesas con una mano de plata. Luar Na Lubre presentaba en la Axerquía la que se perfila como su obra cumbre, pensando en la reivindicación de esas tierras y de esos mitos, aireando leyendas, duendes y personajes malignos a los que temer, extendiendo pócimas secretas con las que reivindicar las muchas cualidades del Mar Maior, su historia, sus gentes, y su música. La relación entre Irlanda y Galicia es tan estrecha como superficialmente conocida, y desde hace 26 años tiene en esta banda su mayor valedora. El tenaz Bieito Romero, alma del grupo, se alzó en didáctico profesor que nos condujo a través de un repertorio que ahora protagoniza la voz de la recién llegada Paula Rey, a la altura de las circunstancias, con su energía y versatilidad, con una ductilidad ambiciosa, y amplios conocimientos de gaélico que la sitúan como brillante embajadora del género.

Su gira, al igual que su último disco, se inspira en El Libro de las Invasiones de Irlanda, escrito por monjes irlandeses en el siglo XII, al que ellos rinden tributo a modo de banda sonora. Tocaron casi íntegro Mar Maior, para luego continuar más allá, hasta las dos horas y media recordando sones traídos de más de un cuarto de siglo de recuperación de sonidos galaico-portugueses, medievales y de las músicas tradicionales que unen a Irlanda y Galicia. Desde el extenso Gran Sol, ejemplo clave de la mixtura de las culturas celtas procedentes de Galicia e Irlanda, hasta temas como Camiña Don Sancho, el imprescindible O Son do Ar, Chove en Santiago de su disco Cabo do Mundo, Les Set Gotx, el clásico Tu gitana y la evocadora Leabhar Ghabala son solo un puñado de ejemplos de los mimbres de una noche mágica en la que las canciones actuaron como los Ciclos Irlandeses, encadenando e interpolando mundos y planos, unos dentro de otros, abocetando a sus inquietantes habitantes y llevándonos hacia los Sidhe, esas colinas o lagos, donde un día se refugiaron los dioses, y actualmente viven las hadas.

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