"Aún está arraigado que el artista trabaje al servicio del señorito"

El músico esteponero, reconocido por la crítica y aclamado en medio mundo, inaugurará el nuevo sello de Alejandro Sanz con su quinto trabajo discográfico

Daniel Casares, un artista que ha encontrado su hueco.
Daniel Casares, un artista que ha encontrado su hueco.
Lourdes Gálvez Del Postigo

07 de agosto 2010 - 05:00

Daniel Casares tiene un don. Ha nacido con la música dentro de su cabeza y ese talento ha condicionado su forma de vivir. Desde muy pequeño le atrajo y destacó como guitarrista, llegando a conseguir con 16 años uno de los más altos galardones flamencos, el Bordón Minero que otorga el Festival Nacional del Cante de las Minas de La Unión. A partir de ahí, su carrera ha sido imparable, jalonada de reconocimientos como el premio de la Asociación de Críticos de Nueva York a la Revelación Musical de 2004 o el premio de la Asociación de Críticos e Investigadores del Arte Flamenco (ACAF) en 2005. Ha acompañado a figuras como Juanito Valderrama, colaborado con artistas de la talla de la mezzosoprano Cecilia Bartoli y compuesto la banda sonora de la película El discípulo de Emilio Ruiz Barrachina, lo que demuestra que su dimensión musical y su sensibilidad van más allá de la mera interpretación. A sus apenas 30 años ha actuado en los mejores teatros del mundo y acaba de ser fichado por Alejandro Sanz y Pepe Barroso para inaugurar su nuevo sello discográfico, Lola Records, con el que será el quinto disco de su carrera. Poco amigo de ir a buscarse la vida fuera sin tener nada concreto, Casares cree que con constancia y trabajo también se consiguen las cosas sin necesidad de salir de casa.

-¿Cómo le conoció Alejandro Sanz y le eligió para que inaugure su nuevo sello discográfico?

-No vino a buscarme directamente a mí, sino que se puso en contacto conmigo a través de mi compañía, Universal. Desde Universal me dijeron que hay dos personas interesadas en mí que están creando un sello discográfico: Alejandro Sanz y Pepe Barroso. El hecho de tener el disco de Universal (Caballero 2007) fue muy importante en mi carrera, me ha llevado por el mundo, me ha dado una promoción que yo no había tenido antes y me ha acercado a personas como Alejandro Sanz, quien me dijo: "Yo ya sabía de ti". Tras una primera toma de contacto en casa de Pepe Barroso, quedamos con Alejandro Sanz. Es una persona llana y sencilla. Cuando hablamos, saqué mi guitarra y le estuve tocando algunas pinceladas de mis últimas composiciones y, mientras, él me hacía compás con los nudillos y hasta estuvo cantando flamenco. Estoy muy contento de haberlo conocido y emprender esta aventura

-De niño formaba parte de una banda de música de Estepona. ¿Qué recuerda de aquella época?

-Sí, tocaba el requinto de clarinete en la Unión Musical Veracruz de Estepona, dirigida por Aurelio Gurrea. Luego, los alumnos aventajados formamos una big band de jazz donde yo tocaba el saxo y Aurelio el bajo eléctrico. Formar parte de esta Unión Musical me llevó a estudiar solfeo en el Conservatorio de Málaga y me sirvió para mi profesión de guitarrista. Aprendí mucho en esa etapa de mi vida.

-¿Cómo se inició en el flamenco? ¿Hay antecedentes en su familia?

-Yo llevaba para adelante la banda y la guitarra, el requinto era mi hobby, pero la guitarra estaba por encima desde mucho antes; desde pequeño me atraía tocarla y me gustaba. No tengo antecedentes flamencos en la familia, nadie canta, baila ni toca flamenco.

-¿Quiénes fueron sus maestros?

-Mi primer profesor de guitarra se llamaba Juan Manuel y daba clases en la Casa de Cultura de Estepona. Después recibí clases de Pepe Fernández y, finalmente, de Chaparro de Málaga, profesor que significó para mí un antes y un después como guitarrista. Me presentó a artistas como El Chino, y ver a éste meter acordes por soleá que no se utilizan me abrió otra dimensión flamenca. Yo empecé a entender la música flamenca de otra manera a través de Chaparro, él fue quien me puso en el camino.

-¿Cuál ha sido el premio que más ilusión le ha hecho?

-El Bordón Minero fue muy importante a nivel de satisfacción personal y por haberlo vivido con mis padres, pues mi padre ya no está. Yo tenía entonces 16 años, y este premio me abrió las puertas del flamenco como profesional. Para mí hay dos tipos de premios: los premios de concursos a los que te presentas echando toda la carne en el asador para ganar y los que te dan sin hacer nada, como el de los críticos de Nueva York o el de la ACAF, donde una serie de personas se reunieron y decidieron que yo era merecedor del premio.

-¿Cómo acogen el flamenco en el extranjero? ¿Nota diferencias respecto al público español?

-La diferencia es abismal. Se valora mucho al artista flamenco y se le trata con exquisitez en el extranjero. Es otro mundo. A mí me han tratado muy bien, no porque yo sea Daniel Casares, que allí no soy nadie, sino porque soy un artista flamenco. Aquí aún está muy arraigado que el artista trabaje al servicio del señorito.

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