Una antología del baile al completo
'Perspectivas'. Baile: Compañía Mercedes Ruiz. Cante: David Lagos, Melchora Ortega y David Carpio. Toque: Santiago Lara y Paco Lara. Percusión: Perico Navarro. Palmas: Javier Peña. Fecha: sábado 7 de julio. Lugar: Gran Teatro. Media entrada.
Ganadora del Premio Revelación 2002 en su Jerez natal y antes del Antonio Gades del XVI Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, y de otros más que llegarían después (como si hasta el que se le entregara en la citada edición del certamen que crease Ricardo Molina en 1956, puesto en valor cada tres años, nadie hubiese reparado en su baile), Mercedes Ruiz no podía pasar desapercibida para la afición y los entendidos por su chispa y lenguaje corporal. Agustín Gómez escribió: "… Figura flexible y armónica de bailaora con una estampa (…) para postal antológica". Con esas credenciales de entrada, y todavía joven, no ha dejado de incrementar un currículo que la avala para gozar del reconocimiento de cuantos gustan del arte de sus exquisitas cualidades sobre el escenario, amén de la capacidad ideadora para no quedar anquilosada y ser valorada por destacados compañeros y máximas figuras, de su tierra o no, que no dudaron incluirla entre sus filas y en sus espectáculos por el mundo.
Con ello, y además demostrando inquietud, se presentó la noche del pasado sábado en el Gran Teatro con Perspectivas, montaje ideado por ella, premio de la crítica en el último festival flamenco de su tierra de origen, ahora formando parte de la programación del trigésimo segundo Festival de la Guitarra de esta ciudad. Último de sus montajes, que no el único de su cosecha, donde expresa los sentimientos que le salen con la mejor factura histriónica, en estampas canónicas y sin sobrecarga pero rico en matices, más allá de la imprescindible presencia de su propia danza; de excelentes cantes y depuradas guitarras, correspondiendo así a la idealizada imagen más clásica que intenta, a través de los preceptivos pasos de baile, y estilizada figura, componer y plasmar en originales y enmarcadas secuencias la estética más adecuada para cada palo flamenco, bajo dirección escénica y libreto del admirado Francisco López.
Y a tal efecto Mercedes Ruiz aspira a la máxima artística que pretende cautivar, sin hipérboles, ir con profesionalidad a por el objetivo anhelado, por el que se empleó desde que hizo su aparición sobre las tablas, por fandangos, desde el del folclor clásico español al del Yerbabuena pasando por Lucena, Huelva y malagueños, todos aderezados con ágiles crótalos y castañuelas; luego, a la secuencia que partía por liviana y serrana, la caña y la soleá apolá mairenera, ambos palos aireando mantón y mejor lucimiento de la bata de cola. A continuación llegó la dedicada a los tangos, iniciando por colombiana, mariana, de El Piyayo, La Repompa y el punto cubano; para desembocar en la secuencia cuarta y última, llamada Alboroto, y, sin olvidar las esencias, dar cabida a rumbas, vidalita y guajiras al tres por cuatro, un hermoso zapateado de Sarasate con sinfónica en off y todo un simpático rap por tanguillos gaditanos como final, presentando uno a uno a su gente, todo con el compás, el ritmo y el marchamo de Jerez ante un generoso clamor del público, que arrancó un bis con Gracias a la vida de Parra, por bulerías.
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