A la altura del genio de Schulz

Crítica de Cine

Carlitos y Snoopy regresan al cine en una afortunada versión.
Carlos Colón

07 de enero 2016 - 05:00

CARLITOS Y SNOOPY: LA PELÍCULA DE PEANUTS

Animación, EEUU, 2015, 93 min. Dirección: Steve Martino. Guión: Craig Schulz, Bryan Schulz y Cornelius Uliano. Fotografía: Renato Falcao. Música: Christophe Beck. Guadalquivir, El Tablero, Artesiete Lucena.

Que Charles M. Schulz (1922-2000) es uno de los genios mayores de la historieta lo demuestra la vida ininterrumpida de sus criaturas -que, como Mickey Mouse o Tintín, forman parte de la cultura popular mundial- desde el 2 de octubre de 1950, fecha de la primera aparición de las tiras de Carlitos y Snoopy, hasta hoy. Las aventuras cotidianas (que en realidad son la aventura de vivir) de Carlitos, Snoopy, Linus, Lucy, Schroeder, Franklin, Sally o el pajarito Emilio encantaron, divirtieron y emocionaron a millones de seguidores durante los 50 años en los que Schulz dibujó, siempre sin ayudantes, su tira diaria y sin abandonarla acometió libros, series de televisión y largometrajes. Las claves de este éxito radican en la original sencillez y limpieza del trazo, la fuerte personalidad de los personajes y la forma divertida en la que estos trazos, tan difícil y elaboradamente simples, y estos personajes, tan infantiles y adultos a la vez, transmiten una visión simultáneamente amable y melancólica, profunda y divertida, de la vida. Pocas veces lo complejo ha sido dicho de una forma más inteligentemente sencilla y la ternura se ha expresado con tanta contención.

Carlitos y Snoopy saltaron a la televisión en 1963, al cine en 1969 (Un chico llamado Charlie Brown) y al videojuego en 1995. Ahora, a los 65 años de la primera publicación de las historietas y los 15 de la muerte de su creador, el realizador de animación Steve Martino (Horton, Ice Age 4: la formación de los hielos) devuelve a los mayores algunos de sus mejores recuerdos y descubre a los más pequeños un universo fascinante, tierno y divertido. Carlitos y Snoopy: la película de Peanuts está a la altura del mundo de Schulz, lo que quiere decir que es una obra maestra de la animación que ha escogido el difícil camino del absoluto respeto a ese mundo, adoptando la ternura de las situaciones, la profundidad de los personajes (que representan a la humanidad y sus vaivenes emocionales a través de estos niños) y la genial sencillez del trazo.

El acierto mayor de Martino ha sido seguir la estela del genial maestro de la animación Bill Meléndez (1916-2008) quien, tras trabajar desde 1938 en los estudios Disney, desde 1945 en el equipo de Schlesinger en la Warner y desde 1948 en la UPA dirigida por Chuck Jones -¿caben mejores maestros?-, creó en 1964 su propio estudio de animación, se convirtió en el hombre de confianza de Schulz y en el animador por excelencia de Carlitos y Snoopy, tanto en series televisivas como en largometrajes, desde 1965 hasta 2008. Ni los avances digitales quitan su sabia sencillez al trazo, ni los efectos tridimensionales los inflan despojándolos de su encantador carácter de dibujos. Admirador de Carlitos y Snoopy y las animaciones de Meléndez desde que era niño, Martino fue llamado por los hijos de Schulz para dirigir esta película por el respeto que había demostrado hacia las obras de los maestros, caso de su adaptación de los libros del Dr. Seuss en Horton. No se equivocaron los herederos: han elegido al mejor depositario del legado de Schulz.

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