Cultura

Un libro de 'aflorismos' recopila las últimas reflexiones de Castilla del Pino

  • La obra, publicada por Tusquets, reúne los pensamientos que el psiquiatra, fallecido en 2009, fue modelando en sus años finales en forma de sentencias y breves reflexiones: un arte de vivir entonado en clave humanista

"Tal vez un día el hombre, cansado de preparar, explicar, convencer, llegue a escribir sólo aforísticamente", conjeturó Samuel Johnson. Así lo entendió Carlos Castilla del Pino, que en los últimos años de su vida se entregó a un proceso de escritura de pequeños fragmentos y sentencias en los que compendia su visión del mundo. Algunos encuentran conexión con las teorías que desarrolló en sus principales ensayos; otros desvelan cierta vocación filosófica. Componen, en cualquier caso, un singular arte de vivir de derivación humanista que apunta claves éticas y prácticas para la construcción del yo y el desarrollo de la personalidad en un mundo de hostilidades. Son sugerencias para edificar un ideal de vida presidido por la búsqueda de la sabiduría y la armonía. Porque en eso consiste, básicamente, la felicidad. Son los Aflorismos de Castilla del Pino, sus "pensamientos póstumos", recopilados ahora por la editorial Tusquets.

Aflorismo surge de la fusión de aforismo (sentencia breve y doctrinal que se propone como regla en alguna ciencia o arte, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua) y aflorar (dicho de algo oculto, olvidado o en gestación: surgir, aparecer). Estos pensamientos afloraron en contextos diversos: en el desarrollo de investigaciones, en lecturas o conversaciones, en la preparación de otros escritos. El psiquiatra nacido en San Roque los apuntaba "en las decenas de pequeños cuadernos o blocs que siempre llevaba consigo", según señala su viuda, Celia Fernández Prieto, responsable de la selección de los aflorismos reunidos(más de 800), en el prólogo de la obra.

Castilla del Pino no buscaba con estos ejercicios el hallazgo poético o paradójico ni la sorpresa retórica que se vale a sí misma. Los recursos utilizados están al servicio de la transmisión de un legado de ideas y principios que pretende estimular la inteligencia y ensanchar el horizonte del que lee o escucha. Si el aforismo tiene un carácter conclusivo, el aflorismo marca un punto de partida, "prosigue, no acaba donde termina", en palabras del autor de Casa del Olivo.

Estos aflorismos, indica Fernández Prieto, "enlazan por una parte con ese gusto por el pensamiento que aflora y que sintetiza inesperadamente aquello cuya cristalización verbal se perseguía un poco a tientas. Algo así como una recompensa en la tarea lenta y constante de la investigación y el estudio". Pero "también cabe ver en ellos un movimiento inverso, una decantación de lo que en otros lugares mereció un tratamiento sostenido y que ahora aparece transformado en máximas, en advertencias y reflexiones, en fragmentos personales y autobiográficos, sirviéndose a veces de la paradoja, la interrogación retórica o el juego de palabras. El placer de una escritura libre de normas".

Con la afirmación de que "la felicidad -ya me entienden- no se la encuentra; se construye" inicia Castilla del Pino este viaje aflorístico que revela su pasión por la lectura ("Saber qué no leer: la forma superior del leer"; "Releer: la seguridad de no perder el tiempo"), su concepción de lo absoluto ("Dios es -sólo- una palabra") y su forma de afrontar las relaciones con los demás ("No te exhibas. Que los demás de descubran"; "Convivir, una forma de inteligencia"). El sanroqueño pensaba que "la compasión no mejora el mundo. La solidaridad, sí"; y que "nunca nada debe considerarse concluido". Recomienda "respecto de Dios, ateísmo, no agnosticismo", y aconseja "ser actual, pero no ser moderno".

La obra, en suma, "descubre el pensamiento más privado de Carlos Castilla del Pino en un formato ligero y discontinuo que, sin embargo, despliega una mirada grave e intensa sobre el vivir, cuya naturaleza azarosa y conflictiva se intenta conjurar con el proyecto de una firme voluntad de ser", concluye Fernández Prieto.

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