La escritora cordobesa María Martínez-Sagrera ha presentado en el Colegio de Abogados de Córdoba su última novela, titulada Infancias Rotas, una obra que aborda el tema del abuso sexual infantil y fruto del trabajo de investigación realizado por la autora.
La obra narra tres historias de abusos sexuales a menores ocurridas en hogares aparentemente perfectos, que llevaron a la autora a denunciar el gran número de casos que no salen a la luz, hasta un 75% de las víctimas no llegan a denunciar lo que han vivido, y la falta de conciencia. A lo largo de la narración, la autora hace una llamada de responsabilidad a los profesionales sobre la importancia que tiene la formación a la hora de detectar e identificar los casos de abuso sexual infantil.
-¿Qué le llevó a escribir una novela sobre un tema tan sensible como el abuso sexual infantil?
-En primer lugar, un caso cercano del que tuve conocimiento. Pero lo que realmente me sorprendió fue cómo siendo alguien tan cercano, no lo habíamos identificado, ni yo ni nadie. Estaba oculto pero delante de nosotros. Empecé a investigar cómo esto había podido pasar desapercibido para tanta gente y lo primero que encuentro es que una de cada cinco niñas y uno de cada siete niños de nuestra sociedad sufren abusos sexuales. ¿Dónde están? El siguiente dato que me alertó es que son niños procedentes de todas las clases sociales, esto no es un tema marginal, está en todos sitios. A partir de ahí, junto a mi marido, empecé a estudiar e investigar sobre el tema con la intención de fundar una asociación para la detección precoz de los casos de abusos infantiles y la prevención. Aquel proyecto no salió pero me sugirieron que escribiera un libro sobre ello para dar la visibilidad que le falta a este problema.
-Infancias Rotas se edita en 2017, desde entonces lo ha presentado en muchas ciudades de España. ¿Cree que la novela está consiguiendo el objetivo con el que se propuso escribirla?
-Ha sido muy satisfactorio todo el proceso, porque la acogida ha sido magnífica. De entrada es un tema sobre el que nadie quiere hablar, que genera rechazo y miran hacia otro lado. Ven el libro, les gusta la portada y cuando saben que va de abusos sexuales a niños, no quieren saber nada; se produce el bloqueo. Sin embargo, cada vez que hemos presentado el libro, acompañado de un coloquio, como ayer en el Colegio de Abogados, detecto que hay mucha sorpresa y mucha sensibilización. Pero hay que despertar esa conciencia. Me ha gustado y me ha entristecido al mismo tiempo que en todas las presentaciones ha habido víctimas. Me ha entristecido ver la cantidad de víctimas que hay, tratarlas y hablar con ellas. Ha sido muy triste el escucharlas decir que en ningún sitio se habían sentido comprendidas como en la presentación del libro. Que un desconocido sea la primera persona que te entiende, cuando son personas que llevan una carga tan enorme durante toda una vida, es muy triste.
-¿Qué otras realidades ha descubierto escribiendo esta novela?
-Que hay una gran necesidad de tratar a los niños que son víctimas de abusos sexuales. Son niños a los que se les rompe la infancia; no se les rompe la vida, solo la infancia. Si no los rescatamos y no los tratamos adecuadamente, será entonces cuando se les rompa la vida. Estos niños tienen derecho a vivir, no a sobrevivir. Acaban creándose unas máscaras y una vida aparente que no tiene nada que ver con lo que llevan dentro. No es solo que los profesionales del entorno infantil tengan que tener información para detectar estos casos, es que toda la sociedad tiene que tener información para ello. Estamos rodeados de campañas sobre el uso del cinturón, el abuso del alcohol, contra el tabaco… pero es que hay muchas más víctimas de abusos sexuales que de accidentes de tráfico por no llevar el cinturón. ¿Dónde están las campañas de sensibilización e información sobre el abuso sexual a menores?
-Ha traído su novela al Colegio de Abogados de Córdoba. ¿Qué ocurre cuando casos como los que recoge en su novela llegan a los tribunales de Justicia?
No sabría decirte la cantidad de sentencias de abusos sexuales que he leído desde que empecé con esto y desgraciadamente, muy pocas dan la razón al niño. Sólo el 25% de los casos se denuncian, hay un 75% de víctimas silenciadas. Y de ellas, solo el 5% termina el proceso judicial. El resto acaba archivado o sobreseiendo. Nuestro sistema penal no tiene conciencia ni la formación suficiente. No digo que no se tome en serio este tema, pero falta conciencia. Es importante que el bien superior del niño prime sobre otros derechos.
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