La Zaranda, en la pista central
El Gran Teatro abrió sus puertas la noche del pasado sábado al montaje Los que ríen los últimos, de la compañía jerezana La Zaranda. La obra presenta a los hermanos Zarandini, tres cómicos con un oficio tan gastado como su equipaje, que viajan sin rumbo intentando escapar del gran vertedero en que se ha convertido la realidad que los rodea.
En su viaje agónico muestran el cansancio, el temor a ser olvidados y la duda de si merece la pena todo el esfuerzo realizado en sus vidas.
Finalmente, lo último que queda es su risa, un poco amarga tal vez pero, eso sí, cargada de esperanza; una esperanza que los hace continuar hasta morir como quisiera cualquier artista: ejecutando su número en la pista central.
El espacio escénico está cuidadosamente escogido. Hasta el más mínimo objeto tiene capacidad para comunicar y transportar al público a la imagen deseada. La palabra es acción y saben cómo hacerlo. El ritmo, en su justa medida, impidió momentos vacíos que distrajeran al espectador.
En cualquier trabajo de La Zaranda no hay lugar para lo casual o añadido. Todo es fruto del esfuerzo por despojarse de todo hasta encontrar lo preciso e imprescindible para comunicar.
No hay fechas de estreno fijadas. Primero está la necesidad y el compromiso por querer decir algo. Por ello, esta compañía lleva casi 30 años viajando con su Teatro Inestable por nuestra Andalucía, España, parte de Europa y prácticamente toda América. En beneficio del teatro, que sigan riendo.
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