Zaragoza revisa en una exposición la devoción del pintor por la Virgen del Pilar
La muestra hace un repaso por el legado que dejó el artista en su ciudad en sus primeros años de actividad
Uno de los mayores genios de la pintura española, Francisco de Goya, residió en Zaragoza desde poco después de su nacimiento, en 1746, hasta 1775, ciudad con la que mantuvo una relación de amor-odio y que fue testigo de su maduración como artista, de su inconformismo y de su devoción a su Virgen del Pilar.
Precisamente esta devoción que, como buen zaragozano, tenía por su Virgen es el hilo narrativo sobre el que gira la exposición Goya y la Virgen. Sus imágenes de Zaragoza, inaugurada ayer en el Museo Goya que tiene Ibercaja en la capital aragonesa y que estará abierta hasta el 1 de noviembre.
En la muestra se hace repaso del amplio legado que dejó el pintor en su ciudad durante sus primeros años de actividad, un gran desconocido en su obra.
Goya nació en la localidad zaragozana de Fuendetodos y ya con solo un mes de vida se trasladó con su familia a la que posteriormente se erigiría como capital provincial, donde no tuvieron una vida fácil ni marcada por la estabilidad. Es más, el artista llegó a tener hasta 14 domicilios en la ciudad, desde que la familia adquiriera su primera vivienda, ubicada en la calle Morería Cerrada.
En la muestra está disponible una fotografía de la que está considerada como la primera obra realizada por Goya: la decoración del armario del relicario de la iglesia de su localidad natal.
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