Visiones del desastre
Frente a la cinefilia bien asumida desde la hibridación y una búsqueda de caminos no demasiado trillados de 3 días, Proyecto Dos, también concursante en el pasado Festival de Málaga (sic), película igualmente producida con voluntad de hacerse un hueco comercial en los márgenes del cine de género, presenta múltiples carencias que la sitúan en el lote anual de saldos olvidables y prescindibles del cine español. Sus pobres hechuras televisivas y su inerte sentido de la acción y el suspense delatan el quiero y no puedo de un producto con aspiraciones que nos recuerda a cada instante su condición de coproducción barata que pretende camuflarse de lo que no es con cierto aire científico y una confusa parafernalia técnico-visionaria.
Un guión ridículo y tramposo nos sumerge en un desdoblamiento de identidades, tiempos e historias en las que Londres se sugiere con viejos planos aéreos de archivo y atrezzo de segunda mano. Un científico con visiones (Adriá Collado, tan limitado como siempre) busca explicaciones sobre sus orígenes entre ratas de laboratorio, mientras que su esposa (Lucía Jiménez, igualmente limitada para el registro de género) y sus padres adoptivos le ocultan más información de la que debieran.
Lo que se pretende enrevesado y fronterizo entre la realidad y el sueño no es sino la excusa perfecta para un encadenado de escenarios filmados con muy poca sustancia y mucho efecto pobretón, clichés paródicos a su pesar, diálogos sonrojantes e interiores de cartón piedra.
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