Ullate: "El problema de la danza clásica es que la gente joven nunca ha visto ballet"
ENTREVISTA · VÍCTOR ULLATE
El reconocido bailarín y coreógrafo zaragozano dirige una adaptación de ‘Coppélia’, todo un clásico de la danza clásica, que será interpretada por su ballet en el Gran Teatro mañana y el jueves
Víctor Ullate (Zaragoza, 1947) es una de las personalidades más importantes de la danza en España. Ha dedicado toda su vida a la danza clásica, con más de 40 años de trayectoria, fomentando esta manifestación artística con la formación de una escuela de danza, de donde surgió el Ballet Víctor Ullate en 1988. Desde el año 2000 preside la Fundación para la Danza Víctor Ullate, que promociona la formación de profesionales de la danza y las artes. Ha sido Premio Nacional de Danza en 1989, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 1996 y Premio Max de las Artes Escénicas el pasado año. El Ballet Víctor Ullate, que cumple 20 años desde su creación, ofrecerá mañana y el jueves en el Gran Teatro sendas representaciones de Coppélia con una visión más personal y actualizada de esta obra estrenada en 1870.
–¿Cuál es el argumento de Coppélia?
–Eduardo Lao, que es el coreógrafo, es el que ha hecho posible este ballet, que por su historia nunca ha tenido la aceptación de El lago de los cisnes o Giselle, que han sido ballets con unas connotaciones simpáticas. En éste el tema es bastante tétrico, porque el doctor Coppelius saca los ojos de los humanos para ponerlos a sus muñecas. Eduardo ha querido darle un aire más innovador, distinto, más actual. Es un doctor Coppelius que baila, y normalmente no lo hacen. Él posee un laboratorio en el que tiene un androide femenino y quiere darle vida. Franz, el jefe de la limpieza, que tiene a tres mujeres de la limpieza a su cargo, se dedica a hacerle fotos al androide porque está enamorado de ella. Entonces las tres limpiadoras se hacen pasar por androides, se infiltran dentro del laboratorio. Ahí está la parte cómica: son tres bailarinas fantásticas que se hacen pasar por androides para conquistar al doctor Coppelius. En la segunda parte se presenta al androide en sociedad, que es Coppélia. La escenografía la ha hecho Carles Pujol; los trajes, Pedro Moreno, que se involucró muchísimo y empezó a coger materiales incluso de construcción para adaptarlos al montaje. Eduardo Lao ha hecho posible que un clásico de esta envergadura guste hasta a las personas más conservadoras dentro del clásico. Es cierto que hay gente conservadora a la que no le gusta que los clásicos se adapten al momento que vivimos; sin embargo, todo el mundo ha coincidido en que esta Coppélia es un hallazgo impresionante. Lo que más nos satisface es que sea una obra nuestra, española, porque todos los países hacen sus propias versiones de los clásicos.
–¿Qué estilos se combinan en esta obra?
–Es un estilo actual dentro del virtuosismo del clásico. Hay un movimiento muy actual, están las tres vertientes: el clásico, el neoclásico y el contemporáneo.
–¿De qué forma se ha actualizado la obra original?
–Todo, desde la coreografía hasta la escenografía, y tampoco se ha llevado el orden de la música. En vez de tres actos hay dos, para que haya sólo un descanso; en vez de una aldea del Tirol es un laboratorio cibernético y también cambia la historia.
–¿Por qué eligió Coppélia para ser interpretada por su ballet?
–Porque es un ballet de pequeño formato en el que no se necesita mucha gente ni extras que hagan de rey y reina ni la Corte. No se necesitaba tanta gente como en un clásico tradicional. Coppélia es un clásico y siempre hay una vacante, un vacío, en cuanto al ballet clásico se refiere.
–¿Qué supone la figura de Eduardo Lao para este ballet?
–Eduardo fue mi primer alumno, luego un bailarín estupendo. Se quedó en España a pesar de que en varias ocasiones le ofrecieron contrato. Él siempre quiso estar al lado de su maestro. Fue un poco la persona y el bailarín en el que yo me inspiré, hay muchos ballets creados con él y para él. Siempre ha sido mi mano derecha. Me ha ayudado muchísimo, y cuando tuve los dos ataques al corazón hace siete años y me planteé la idea de dejarlo todo, él me dijo que no, que iba a seguir mi labor y que iba a estar aquí siempre. Es una persona muy trabajadora, siempre ha tenido mucho talento para el arte y la verdad es que se lo merece porque no siempre es fácil estar a la sombra del maestro.
–¿Qué momentos vive la danza clásica?
–A España le gusta el baile, y la prueba es la aceptación que ha tenido el programa de Fama. A la gente le gusta ver bailar, y los que vienen a ver ballet repiten. El problema es que hay mucha gente joven que nunca ha visto ballet y se cree que es lo típico del tutú, las coronitas, las puntas..., y lógicamente hay un desconocimiento, una incultura, porque hemos estado muchos años sin la posibilidad de ver compañías de ballet, sin tener nada; lo único que hemos tenido es flamenco, nuestro folclore, pero clásico no ha habido. En los últimos 30 años se ha hecho una gran labor. Me acuerdo de que cuando creé el Ballet Nacional de España y fuimos a bailar a Sevilla, al Lope de Vega, tuvimos 18 espectadores; sin embargo, ahora, después de 30 años, lleno los teatros, y eso para mí es un logro, un éxito.
También te puede interesar
Lo último