Ugo Bienvenu lleva al cómic la devastadora 'Sukkwan Island'
Sukkwan Island, la exitosa novela del norteamericano David Vann, es una de las cumbres narrativas de lo que llevamos de este siglo XXI, la devastadora relación de un padre egocéntrico y su frágil hijo adolescente, que Ugo Bienvenu ha convertido en una novela gráfica igual de desasosegante.
Si el texto de Vann es preciso y frío como un cuchillo de hielo, un témpano de sentimientos para el que no existe abrigo posible, Bienvenu utiliza en sus viñetas el blanco y negro para plasmar el tormento que vive un cuarentón desnortado, un suicida sin muchas agallas que en su desesperado intento de sortear el abismo de la locura arrastra a su hijo a un punto de no retorno.
Siempre resulta complicada la adaptación de narrativa a viñetas, pero la concisa novela de Vann, con unos personajes y un paisajes hipnóticos era un caramelo difícil de rechazar, apunta el escritor y guionista de cómics Fabrice Coline en el prólogo de esta novela gráfica que en España publica Norma.
Jim, un divorciado que cree que la vida le debe una segunda oportunidad, decide hacer un "reseteo" y ponerse a prueba, enfrentándose durante un año a la naturaleza hostil de Alaska, como si fuera un pionero, un hombre "de los de antes", de aquellos que perseguían y se enfrentaban a un oso con un arma. Sin embargo, incapaz de estar solo, y con la egoísta necesidad de tener siempre al menos un testigo que dé fe de su dolor, opta por llevarse a la isla -que da nombre al libro- a Roy, su hijo de trece años (una especie de alter ego de David Vann), que desde el primer momento asiste, entre aterrorizado e impotente, a la degradación mental y el chantaje emocional de su padre.
Vann utilizó para Sukkwan Island elementos de su vida familiar y personal, ya que su propio padre se suicidó dejándole un profundo sentimiento de culpa.
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