Tonos de amor y de humorFranz Tuma, el músico bisagraImprovisando desde el salónEn la Venecia del belcanto barroco

Tonos de amor y de humorFranz Tuma, el músico bisagraImprovisando desde el salónEn la Venecia del belcanto barroco
Tonos de amor y de humorFranz Tuma, el músico bisagraImprovisando desde el salónEn la Venecia del belcanto barroco

23 de junio 2008 - 05:00

Bonito programa en torno al tono humano del Barroco español (a solo y a dúo), que combina compositores bien conocidos ya de los aficionados (Juan Hidalgo, José Marín, Sebastián Durón, Juan del Vado...) con otros mucho menos frecuentados, como Juan Romeo o Clemente Imaña. Laura Casanova lidera desde el clave un conjunto que incluye las voces de María Jesús Prieto y Miguel Bernal y un cello, con la intervención ocasional de la viola da gamba de Sara Ruiz, bien conocida por el sur, y unas percusiones en una muy bien encajada broma final.

Frantisek Ignac Antonin Tuma (1704-1774) fue un compositor bohemio instalado en Viena desde los 18 años que puede ponerse como ejemplo de bisagra entre el Barroco y el Clasicismo. Tuma apreciaba el antiguo contrapunto (no en vano estudió con Fux), pero también se abandonaba de vez en cuando a las veleidades del estilo galante e incluso gustaba de desarrollos rapsódicos. Alessandrini ofrece aquí una excelente muestra de su música instrumental (dos partitas, tres sonatas, dos sinfonías) que un minimalista Concerto Italiano toca con vehemencia.

Gabriela Montero (Caracas, 1970) es una de las más singulares pianistas de nuestros días, y una de las pocas que se atreve con el arte de la improvisación en un escenario partiendo de los motivos sugeridos espontáneamente por los espectadores. En este disco la venezolana se dedica a improvisar a partir de conocidos temas barrocos (el Canon de Pachelbel, el Aleluya de Haendel, el Verano de Vivaldi y cosas así) consiguiendo resultados a menudo sorprendentes, más cercanos en cualquier caso a la música ligera o de divertimento que al universo del jazz.

Pequeñas obras instrumentales de la juventud de Haendel, un par de conciertos de Porpora, sinfonías y oberturas varias de Caldara, Marcello, Gasparini y Hasse y una sinfonía y un concierto de Albinoni conforman este sugerente viaje por la Venecia de principios del siglo XVIII, en pleno apogeo del belcantismo operístico, que termina por impregnar también la música instrumental. En su segunda grabación para el sello Divox, los Virtuosos de las Musas de Stefano Molardi ofrecen versiones luminosas, en general más intensas y contrastadas que refinadas y afectuosas.

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