El Thyssen muestra el lujo sensorial de Matisse en una gran antológica
Setenta y cuatro pinturas, esculturas y dibujos procedentes de 50 museos de todo el mundo conforman la muestra, comisariada por Guillermo Solana
El lujo de Matisse, el de los sentidos y el del espíritu, es un lujo necesario y es el que da sentido a la exposición que el Museo Thyssen-Bornemisza dedica al pintor francés, en la que vindica uno de los periodos menos tratados de su trayectoria. Setenta y cuatro pinturas, esculturas y dibujos, procedentes de 50 museos y colecciones de todo el mundo han sido seleccionados por el comisario Tomás Llorens, quien durante los dos últimos años ha trabajo en una exposición en la que quiere mostrar la noción de pintura y creación artística como lujo.
Con una gran mayoría de obras inéditas para el público español, Matisse, 1917-1941 plantea un recorrido por el tramo central de su carrera, un largo periodo al que se ha prestado menos atención, y trata de entender sus claves a la luz del clima artístico de la época en que fue hecha.
"Es un periodo injustamente despreciado por la crítica vanguardista hasta finales del siglo XX", según Solana, director artístico del Thyssen. En su opinión, era necesario "vindicar al Matisse maduro, el del periodo en que migró a Niza", considerado por la crítica aburguesado y conformista.
"En absoluto es un pintor menos interesante, ni menos audaz. Es un pintor consagrado que no necesita demostrar nada y que se dedica en Niza, su jardín cerrado, a pintar por placer", en un formato más íntimo y más próximo al espectador.
Solana compara las creaciones de Matisse con las composiciones musicales. "Escoge unos pocos temas en que centrarse. Interiores, paisajes próximos, odaliscas, desnudos en interiores, decoraciones exuberantes, y sobre estos pocos temas visuales va elaborando unas variaciones de manera circular", señala el experto.
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