Spider-Man La lucha contra Electro

Llega a las pantallas un nuevo episodio del hombre araña, encarnado por segunda vez por Andrew Garfield

Acción trepidante en la nueva película del superhéroe de Marvel.
Acción trepidante en la nueva película del superhéroe de Marvel.
Efe / El Día Madrid / Córdoba

17 de abril 2014 - 05:00

La saga The Amazing Spider-Man llega a su segunda entrega en una semana con tres estrenos en Córdoba, dos de ellos, El tour de los Muppets y El pasado, desde ayer en la cartelera. El género de superhéroes sigue siendo uno de los más rentables en la taquilla y el hombre araña, en su nueva etapa, se encuentra en la cartelera con el Capitán América, también en su segundo capítulo.

Este Spider-Man más juvenil e interpretado por el californiano Andrew Garfield regresa con una entrega que promete más acción que su predecesora, así como la incorporación de rostros conocidos de la gran pantalla como los de Jamie Foxx y Paul Giamatti. Dirigida por Marc Webb, en The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro el superhéroe tendrá que enfrentarse a un nuevo enemigo y se encontrará con un viejo amigo, Harry Osborn, con el que seguirá desvelando pistas sobre su pasado.

Garfield afirma ser "puro instinto" cuando se viste del hombre araña, un papel que le ha supuesto un gran esfuerzo físico y muchas horas de gimnasio. "Cuando interpreto a Spider-Man hago cosas que no haría en la vida real", apuntó el joven actor en una de las entrevistas de promoción de una película que este fin de semana llega a las carteleras de medio mundo.

El intérprete, nacido en Los Ángeles en 1983 y criado en Surrey, en el sur de Inglaterra, asegura haber "disfrutado enormemente" con el personaje del superhéroe, a pesar del intenso programa de ejercicios que tuvo que seguir.

Más dinero, más espectáculo, más acción y más humor. Eso es lo que tiene la segunda entrega de The Amazing Spider-Man, en la que también está presente Emma Stone y en lo que realmente destaca es la relación personal entre la pareja y la interpretación de todos los actores.

Webb, que también estuvo a cargo de la primera parte de esta rejuvenecida saga, da prioridad a la personalidad de Spider-Man por encima de su parte heroica, que, aunque muy presente y tremendamente espectacular, aporta menos novedad a la historia.

En las batallas que Spider-Man desarrolla contra sus enemigos se nota el dinero que se han gastado en los efectos especiales -el presupuesto del filme se eleva a 200 millones de dólares (144 millones de euros)-, pero resultan más impersonales que las partes más íntimas de la película, esas secuencias, entre Spider-Man y Gwen (Stone) principalmente, pero también entre el superhéroe y su tía May (Sally Field), que son las que dan al personaje de Marvel la profundidad y complejidad necesarias.

En su relación con su primer amigo y luego enemigo Harry Osborn -un inquietante Dane DeHaan- se ven las dudas que inundan a Peter Parker y sus temores a que su faceta de superhéroe se le escape de las manos.

Webb maneja mejor esos momentos más cercanos, en los que la fragilidad del superhéroe permite hacerlo un poco real y acercarlo a unos espectadores deseosos de conocer hasta el más mínimo detalle de la vida de estos personajes. Stone da la réplica como la novia rebelde de Garfield, que no se conforma con ser mera espectadora y prefiere arriesgarse antes de ser un adorno bonito del protagonista. Y Garfield subraya la ironía característica de Spider-Man, un superhéroe joven y con ganas que puede aguantar muchas más aventuras, algo que seguro que agradecen los productores.

Frente a ellos, varios malvados a diferentes niveles: Osborn, el retorcido y acomplejado amigo del superhéroe; Electro, una poderosa imagen en la que apenas quedan rasgos de Jamie Foxx, y un divertido Paul Giamatti que aparece de forma testimonial interpretando a Aleksey Sytsevich y al Rhino. Una galería de personajes que dan el espectáculo necesario a una historia que vende adrenalina y acción a raudales.

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