Sinergias que vibran en el corazón de Andalucía

Sinergias que vibran en el corazón de Andalucía
Sinergias que vibran en el corazón de Andalucía
Alfredo Asensi Córdoba

19 de junio 2016 - 05:00

La noche y el verano, el arte y la herencia, el clima y esa vocación disfrutona de este pueblo. La sinergia es, según la RAE, la acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales. Algo o mucho de eso ha habido siempre en La Noche Blanca del Flamenco, el acontecimiento con el que desde hace nueve años Córdoba dice adiós a la primavera y que surgió para reforzar el ya lejano proyecto de la Capitalidad Cultural de Europa y equipar culturalmente un mes de junio que entonces estaba un tanto desamueblado en la ciudad después del atracón de mayo. En términos biológicos la sinergia es el concurso activo y concertado de varios órganos para realizar una función. El arte y la diversión, la tradición y la vanguardia, la belleza y la acción, el desparrame y el misterio establecen su sinergia en la Noche Blanca cordobesa, que desde el jueves hasta la pasada madrugada ha vivido su novena edición, con normalidad al cierre de esta edición.

Sinergia es también el trabajo que presentó Argentina en el concierto inaugural, en la plaza de las Tendillas, que en la noche del viernes recibió al violinista Paco Montalvo en uno de los espectáculos de la jornada previa, que se extendió por distintos distritos y barriadas. Una selección en directo (grabada en los teatros Lope de Vega de Sevilla e Isabel la Católica de Granada) de su anterior álbum, Un viaje por el cante, más algunos cantes inéditos discográficamente en su carrera y otras piezas con las que se acerca a la copla y la canción. Una muestra de la versatilidad artística y la palpitante inquietud de la onubense, que con este trabajo fue candidata a los Latin Grammy Awards 2015. Así lo puso ayer de manifiesto en la que fue su segunda participación en la Noche Blanca (la primera, en 2013, en la plaza de Jerónimo Páez), acompañada por las guitarras de José Quevedo Bolita, Eugenio Iglesias y Santiago Lara, Torombo (palmas y jaleos), Los Mellis (coros, palmas y jaleos), Diego Montoya (palmas), José Carlos Roca (violonchelo), Vicente Ballester (violín) y José Carrasco (percusión).

Salió con puntualidad extrema con su vaporoso vestido color púrpura, empezó viajando de Córdoba a Sevilla por bulerías, se dejó hacer fotos desde el fondo del escenario e incurrió en trilla, martinete y romance por bulerías ("Del querer al no querer hay un caminito largo..."). Conoce los palos, ama el flamenco y ya es una voz de referencia.

En la Noche Blanca del homenaje explícito a Andalucía fue oportuno citar a Argentina, en cuya voz, en cuya sangre, en cuyo fondo de artista flota Sevilla, percute Granada, vibra Cádiz, puja Huelva. Se acordó de Chano con el garrotín, con el garrotán, saludó al público con su abanico negro y agradeció a Córdoba por defender "nuestra música", y a través de granaína y abandolaos (Barrio de la Triniá) llegó a su Milonga argentina,

Hizo serrana y arribó al intermedio con bulería por soleá y Romance de la Reina Mercedes. Descansó mientras sus acompañantes interpretaban La Tarara. Sinergias en la noche de candelas y crujíos, que llegaron por seguiriyas, y luego cantiñas, bulerías, su poquito de fandangos de Huelva y la despedida con María La Portuguesa & Paquera La Jerezana.

Superada la medianoche terminó Argentina su actuación y la gente empezó a tomar sus rumbos por la ciudad, pocos a casa y la mayoría a seguir la fiesta. La relación de propuestas era sugerente: Susana Lupiáñez La Lupi junto a la Torre de la Calahorra con RETOrno y las viejas tradiciones anudadas en su singular concepto del baile; Pastora Galván en el Compás de San Francisco con Moratana, espectáculo en el que recuerda la persecución sufrida por moriscos y gitanos en el siglo XVII; Tomatito en la plaza de la Corredera, afirmándose flamenco en un concierto muy familiar (con sus hijos en el elenco); José Antonio Rodríguez (el representante cordobés del programa) en el Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral, en formato de quinteto y con el aliciente de su nuevo disco, Adiós muchachos..., recién publicado; Marina Heredia en la plaza de San Agustín (la gran novedad de esta edición en términos espaciales) con Garnata, estrenado en la última edición de la Bienal de Flamenco de Sevilla; Juan Valderrama en la plaza del Potro; los alumnos de la Escuela Yo Canto en la plaza de Jerónimo Páez con Yo canto Al-Ándalus, fusionandoel flamenco y la música árabe bajo la dirección de Manuel Ruiz Queco y David Pino; y David Palomar en la plaza del Triunfo para poner el punto final acompañado por el grupo instrumental UHF (Ultra High Flamenco). Fue la novena Noche Blanca, muy flamenca, muy andaluza, muy bulliciosa y, sobre todo, sinérgica.

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