Silvio Rodríguez Amoríos de quien esperó abril
El cubano presenta esta tarde su nuevo disco en la Plaza de Toros acompañado por una amplia formación


Hace casi 11 años Silvio Rodríguez protagonizó en el Alcázar de los Reyes Cristianos una Cita con ángeles. Hoy vuelve a Córdoba para hablar de Amoríos, que es un tema de alcance universal. Un amorío es, según la Real Academia Española, una "relación amorosa que se considera superficial y pasajera". Una segunda y desusada acepción vincula el término con la amistad y el afecto. El cubano viene con su mochila de amoríos para presentar su nuevo disco en la Plaza de Toros (20:00), en la séptima parada de su gira por España, país en el que no actuaba desde 2007. Las crónicas hablan de un primer tramo de concierto centrado en el nuevo disco (Una canción de amor esta noche, Tu soledad me abriga la garganta, Día de agua...) y un segundo en el que emergen algunas de sus canciones más conocidas, con el acompañamiento sobre el escenario del Trío Trovarroco (Rachid López, César Bacaró y Mikel Elizarde), la flautista y clarinetista Niurka González, Oliver Valdés en la batería y la percusión, Jorge Reyes al contrabajo, Jorge Aragón al piano y Emilio Vega en el vibráfono.
Amoríos en la noche de abril. Como esperando abril se titula una canción suya de mediados de los 70 que seguramente hoy no sonará ("Y tú pasas tocando / el frío con suave silencio..."). La obra de Silvio es tan amplia que las opciones, asociaciones y diseños a la hora de elaborar repertorio son innumerables. Sí se espera que comparezcan La maza, Quién fuera, El necio, Sueño con serpientes, La era está pariendo un corazón y Ojalá, junto a otras más recientes como San Petersburgo. Y la siempre esperada Óleo de mujer con sombrero, única pieza no inédita de Amoríos, que forma parte de una tetralogía junto a Dibujo de mujer con sombrero, Detalle de mujer con sombrero y Mujer sin sombrero. Amoríos es un álbum integrado por temas compuestos en los años 60 y 70 cuyo primer single fue Con melodía de adolescente. "Me propuse juntar canciones de ese otro tipo de amor que también nos resulta imprescindible", explicó el artista con motivo de la publicación del disco, a finales del pasado año.
Amoríos, mujeres, sombreros. Las cosas que determinan la vida y de las que nacen las canciones. La memoria musical cordobesa registra una velada con Silvio en el verano del 92, Gran Teatro, acompañado por la Orquesta Nacional de Cuba bajo la batuta de su amigo y compatriota Leo Brouwer, primer director titular de la Orquesta de Córdoba.
San Antonio de los Baños vio nacer en 1946 a un hombre que algún día confesaría sus sueños con serpientes. De pequeño recibió clases de piano y en 1961 fue uno de los jóvenes que integraron las brigadas Conrado Benítez y se fueron al campo cubano a alfabetizar. En 1962 se inició como aprendiz y dibujante en el semanario Mella, donde, como un juego, compuso su primera canción: El rock de los fantasmas. Pasó por la Academia de Artes Plásticas San Alejandro y en marzo de 1964 fue llamado a filas por el servicio militar obligatorio. Allí, en sus ratos libres, empezó a tocar la guitarra y a componer canciones con regularidad. De la mano de Mario Romeu, pianista y director de orquesta, llegó al programa televisivo Música y estrellas, en el que cantó Sueño del colgado y la tierra y Quédate.
En los años siguientes alimenta su recién comenzada trayectoria musical con varias experiencias, entre ellas, en febrero de 1968, el concierto fundacional de la Nueva Trova Cubana, con Noel Nicola, Pablo Milanés, Martín Rojas, Eduardo Ramos y Vicente Feliú. Entre 1969 y 1970 viajó por las costas de África en varios barcos de pesca en los que compuso 62 canciones. A su regreso fue uno de los fundadores del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, que se especializó en bandas sonoras de cine y recibió clases de Brouwer, Juan Elósegui y Federico Smith.
En 1974 comenzó a grabar su primer disco en solitario, Días y flores, producido por Frank Fernández, que vio la luz en 1975 y que contiene algunos de sus temas más celebrados (Playa Girón, Sueño con serpientes, Pequeña serenata diurna...). Le siguieron Cuando digo futuro, Al final de este viaje..., Mujeres y, ya en los 80, Rabo de nube, Unicornio, Tríptico (en tres volúmenes) y Causas y azares, entre otros. Arranca los 90 con otra trilogía (Silvio, Rodríguez y Domínguez) y posteriormente alumbra Descartes y Mariposas. En el nuevo siglo ofrece Expedición, Cita con ángeles, Érase que se era, Segunda cita y Amoríos.
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