Resonancias, Revista de Investigación Musical | Reseña
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El baile flamenco, una disciplina que siempre ha estado representada en la programación del Festival de la Guitarra vuelve esta noche a las 21:00 al escenario del Gran Teatro (tras el espectáculo de la compañía de Javier Barón del pasado viernes) con Vinática, el último trabajo de la bailaora y coreógrafa Rocío Molina, una joven intérprete de excepcional talento, poseedora de numerosos galardones, entre ellos, el Premio Nacional de Danza 2010, que reconoce su aportación a la renovación del arte flamenco y su versatilidad y fuerza como bailaora.
Vinática es el octavo espectáculo que la artista malagueña estrena con su propia compañía y en el que ahonda en la deformación de la técnica adquirida durante muchos años para tomar más conciencia de su propio lenguaje.
El montaje, que cuenta con la participación como asesor dramatúrgico del italiano Roberto Fratini, responde al reto de su creadora de ir un poco más allá, de trabajar sobre la deformación de la técnica adquirida durante muchos años para tomar más conciencia de su mensaje.
Rocío Molina, capaz de manejar con libertad y maestría los más diversos registros, explica que en Vinática "decidí trabajar sobre la deformación, la deconstrucción del movimiento y de la técnica. En definitiva, ha sido un acercamiento al error, y el trabajo comenzaba corrigiendo ese error".
En cuanto al título, la artista señala que, aunque no existe un argumento como tal, en el espectáculo "sí hay una presencia poética del vino". "Las personas -añade- somos, a veces, como el vino: nos avinagramos con el tiempo. Pero el título suena también a lunática, a gótica..."
Sobre el escenario desnudo, el baile en solitario de Rocío Molina transitará por diversos palos -cantiñas, zambras, seguiriyas, bulerías o livianas, entre otros- y estará acompañada de un grupo de jóvenes punteros del mundo flamenco que la ayudan en la búsqueda de las esencias de esta nueva creación: Eduardo Trassierra a la guitarra, José Ángel Carmona Manzano Carmona al cante y la mandola, y el bailaor Jose Manuel Ramos El Oruco a las palmas y el compás.
Rocío Molina, que comenzó a bailar con sólo tres años es, pese a su juventud -nació en 1984- una de las bailaoras que más expectación despierta en el actual panorama del flamenco. Admirada por la crítica, que destaca su originalidad y personalidad, cualidades patentes en lo arriesgado de sus montajes, en el baile de Rocío Molina priman la sensualidad, el instinto y la elegancia.
A sus 26 años, la artista, que baila desde los tres, ha actuado en los escenarios más importantes del mundo y ha sido galardonada en numerosas ocasiones. El genio de la danza Mikhail Baryshnikov, tras presenciar una actuación suya en Nueva York, le rindió homenaje arrodillándose ante ella en reconocimiento a su arte.
Además del Premio Nacional de Danza 2010 en la modalidad de Interpretación, distinción otorgada por el Ministerio de Cultura, recientemente ha recibido en su tierra natal el Escudo de Oro de Velez-Málaga (2011) y la Medalla de Oro de la Diputación de Málaga (2011).
Además, la joven artista es Premio de la Crítica por la revista Flamenco Hoy en los años 2007 y 2008 a la mejor bailaora y Premio Giraldillo de la XV Bienal de Flamenco de Sevilla 2008 a la mejor coreografía por Oro Viejo.
Rocío Molina también cosecha éxitos entre el público y la crítica. The New York Times la incluyó en 2009 en la lista de las mejores bailarinas del mundo y la prestigiosa revista London Dance la designó como mejor bailarina del mes ese mismo año.
La presencia del Rocío Molina en el Festival de la Guitarra no se limita este año a la presentación de Vinática. También impartirá un curso en el marco del Programa Formativo desde el 13 hasta el 16 de julio bajo el título Carácter e interpretación de las primeras formas y figuras en el baile por taranto.
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