Cultura

'Reparar a los vivos' lleva el mundo de los trasplantes de órganos al cine

  • Katell Quillévéré toma la donación de un corazón como premisa para el filme que estrena el viernes

Tahar Rahim es uno de los intérpretes del filme de Katell Quillévéré.

Tahar Rahim es uno de los intérpretes del filme de Katell Quillévéré. / d. s.

El momento, trivial y a la vez sagrado, en que un corazón trasplantado comienza a latir de nuevo resume el viaje emprendido por la directora francesa Katell Quillévéré en su tercer largometraje, Reparar a los vivos, adaptación de la exitosa novela de Maylis de Kerangal en torno a la donación de órganos, un libro que en España ha publicado Anagrama.

"Es un momento muy fuerte, se mezclan emociones contradictorias, por un lado la de estar en lo más alto del poder tecnológico humano y al mismo tiempo una sensación de humildad, de impotencia y de misterio", explica Quillévéré en una entrevista con motivo del estreno del filme, este viernes, en las salas españolas.

Con un reparto en el que destacan Emmanuelle Seigner (La Venus de las pieles) y Tahar Rahim (Un profeta), la película enlaza la tragedia de Simon, un joven surfero que sufre un accidente en la carretera, con la de Claire, una mujer de 50 años que padece una enfermedad coronaria degenerativa. El delicado equilibrio entre la ciencia y las emociones y entre la vida y la muerte está en el centro de la trama que Quillévéré filma con toda su dureza y precisión y a la vez con luminosidad.

Nacida en Costa de Marfil en 1980, Quillévéré se trasladó a Francia con 5 años y estudió cine en París. Su primer largo, Un poison violent (2010), se presentó en la Quincena de Realizadores de Cannes, y en 2013 volvió al festival con Suzanne, nominada a cinco premios César.

Conseguir los derechos de Reparar a los vivos, la primera de sus películas que no está basada en un guión propio, le llevó tiempo. Había muchas personas interesadas ya que fue una de las revelaciones literarias de 2014 en Francia, obtuvo muchos premios y figuró durante meses en la lista de libros más vendidos.

Su primera reacción al leerla y querer apostar por ella fue instintiva, emocional. Había razones íntimas, vivencias recientes en hospitales que necesitaba "digerir", pero una vez metida en faena descubrió que la historia tenía además muchos puntos de anclaje con sus anteriores trabajos. "Al igual que mis otras películas, esta es una historia de resiliencia, de gente que debe reconstruirse, transformar la muerte en algo vivo y seguir adelante pese a la dimensión accidental y caótica de la existencia", señala.

Pero al mismo tiempo, ésta le planteaba nuevos desafíos, como la ausencia de protagonistas fuertes -"en todo caso el protagonista sería el corazón", opina-, y el retratar un universo ajeno como es el del mundo hospitalario. Quillévéré pasó tiempo en hospitales, habló con cirujanos e incluso presenció una operación de trasplante, lo que le ha permitido filmar esas escenas de quirófano con un realismo casi documental, pese a que todo es falso, realizado con efectos especiales.

La película se estrenó en Francia en noviembre de 2016, justo un año después de los atentados de París, lo que en opinión de la directora ha afectado al modo en que se ha recibido. "Hay una sensación nueva de que la muerte está ahí al lado, muy presente en la vida cotidiana", asegura Quillévéré. "Creo que la película nos da la ocasión de mirar la muerte de cara, como algo que no sólo forma parte de la vida sino que provoca vida, nacimientos, reencuentros".

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