"Quiero que Rufus T sea un paso más en la senda que me lleve al acorde perdido"

El artista cordobés, afincado en Madrid desde hace más de diez años, publica el próximo mes su nuevo disco, 'Going Bananas', con una nueva identidad, Rufus T: una propuesta entre la reinvención y la evolución

María De Julián / Córdoba

15 de agosto 2010 - 05:00

Antes Tarik, ahora Rufus T, pero siempre Álvaro Muñoz Moreno. Este cordobés, publicista y diseñador gráfico, siempre ha tenido la música muy presente en su vida. Tras Yacentes y Tarik y la Fábrica de Colores, ahora inicia una nueva aventura y presenta Going Bananas, su último trabajo, un cántico al cambio, a la irreverencia y al inconformismo.

-¿Mantienen algún parecido Tarik y Rufus T?

-Seguramente sí, pero la idea de Rufus T parte de la intención de crear una figura nueva y, por tanto, de concebir la música desde otra dimensión, otra personalidad. Ni Tarik ni Rufus representan al Álvaro Muñoz real; hay tantas cosas en la vida que me angustian que necesito reinventarme en forma de personajes, en superhéroes musicales. Verdaderamente, los artistas son ellos, no Álvaro Muñoz, y a ellos les debo la música que firmo como autor. Tanto Tarik como Rufus T están concebidos por el bien de la humanidad porque representan la lucha contra todas esas cosas que me fastidian de la vida.

-¿El nuevo nombre artístico implica un cambio en la propuesta musical?

-En cuanto a lo musical, tengo obsesión por sentirme gradualmente más libre no sólo desde el punto de vista creativo, sino también desde el técnico. Es un intento inútil por desprenderme de todo lo que he ido aprendiendo con los años, pero esta actitud me prepara mentalmente para afrontar cada nueva canción con frescura. Echo de menos aquellos tiempos de Yacentes en los que sacar un acorde de la guitarra era algo tan naif, tan geométrico. Quiero que Rufus T sea un paso más en la senda que me lleve al acorde perdido.

-¿Qué le ha llevado a dejar atrás la Fábrica de Colores?

-No, Tarik y La Fábrica de Colores no ha quedado atrás ni mucho menos. Pero ha nacido otro hijo que necesita esos cuidados ineludibles, lo que no quiere decir que vayamos a negar la atención y el cariño que Tarik también merece. Como buenos hermanos, Tarik y Rufus T se apoyarán, jugarán juntos y se profesarán amor eterno. Y yo, que soy su padre, he de cuidarlos por igual.

-¿Qué significa para usted esta nueva etapa?

-Como dice la hoja de promoción, Going Bananas "es una revisión blanca, negra y amarilla de la historia de la música popular, un remolino de insectos y margaritas, un plátano bomba". ¿Tiene eso sentido? No, pero creo que quiere decir que en este disco se mezclan la belleza y la fealdad, la luz y la oscuridad, sin que sean nítidas las líneas que las separan. Detrás de los armoniosos pasajes de cuerda hay tensión y oscuridad, y las guitarras más sucias y obscenas caen como una lluvia de flores.

-¿No tiene miedo a volar solo?

-Más que volar solo, diría que soy yo quien lleva los mandos del avión, pero junto a mí hay una tripulación en la que cada miembro desempeña una labor imprescindible. Quizá sea yo quien decida el rumbo, quien planee la ruta, pero también trabajan el resto de los músicos, los técnicos de sonido, la compañía discográfica, el agente de contratación, el road manager, etc. Además, esa ruta inicial se ve a menudo modificada, matizada por el equipo en el que trabajo. Un proyecto musical, como un trabajo cinematográfico, no puede ser cosa de uno.

-También ha cambiado de sello musical. ¿Cómo ha ido el trabajo con Happy Place Records? ¿Seguirá trabajando con este sello?

-Es que Happy Place, para mí, no es una compañía discográfica al uso. Todo el equipo de gente que trabaja para el sello -equipo en el que yo mismo me siento involucrado- se conoce casi desde la infancia. Nos unen muchas ideas, muchas metas, y también el esfuerzo titánico por ofrecer al público algo diferente, por no caer en las cosas que nos contrarían y nos decepcionan de la escena independiente nacional. Creo que lo indie ha devenido en una pose afectada y artificial, una etiqueta tan falsa como absurda. Hoy parece que todo es indie: los anuncios de telefonía móvil, los presentadores de TV, las tiendas de ropa. Un asco.

-¿Qué quiere transmitirle al público con Going Bananas?

-Miro a mi alrededor y todo me parece cada vez más grotesco: el sistema, la política, los poderes fácticos, los obispos, este patriotismo alegórico hasta en los coches de los más macarras, la brutalidad de la que nos jactamos, la incultura vociferante a la que marchamos inexorablemente, la prisa, la envidia, las mierdas de perro en las aceras, el cinismo, la televisión, la policía, el dinero, la corrupción, el conformismo. Cuanto más lo pienso, más patético y más falso me parece todo. Si no hacemos algo por evitarlo, las futuras generaciones vivirán en un mundo infinitamente peor que el nuestro. El título del disco es un canto de desesperación. Pero Going Bananas es también una invitación a la irreverencia, a la desvergüenza y al inconformismo frente a todo eso que he mencionado antes. En realidad, es un disco engendrado por el bien de la humanidad.

-Rufus T hace referencia al personaje de Groucho Marx en Sopa de ganso. ¿Indica esto un viraje humorístico en su trayectoria?

-Cualquiera que me conozca mínimamente reconocerá que reír y hacer reír son dos cosas fundamentales en mi vida. Cuando estoy con mis amigos, con mi familia, no estoy bien si no es tamizando todo lo que perciben mis sentidos por un filtro humorístico, en cualquiera de sus variedades. Lo de Rufus T, efectivamente, viene de Rufus T Firefly, el personaje de Sopa de ganso interpretado por Groucho Marx. En mi época de más estrecha relación con Manolo Contreras, un amigo cordobés de humor explosivo, muy ingenioso a veces, Rufus T Firefly era casi nuestro grito de guerra. Nos reíamos mucho con los diálogos geniales de la película.

-Y al igual que este personaje en la famosa escena del espejo, ¿usted también intenta desenmascarar a alguien o algo?

-Bueno, en cierto modo uso a mis personajes (no sólo a los intérpretes, sino también a los protagonistas de mis canciones) para conocerme mejor a mí mismo. No suelo contar experiencias personales en mis canciones, prefiero inventar historias que suceden en la vida de otros personajes, pero eso me ayuda a descifrar mi propia personalidad. Cuando, con el tiempo, vuelvo a escuchar mi música, mis letras, a leer mis poemas, las entradas de mis blogs, descubro algo nuevo de mí.

-¿Cómo es la supervivencia de un músico de sus características, miembro de la esfera independiente, en la escena musical actual?

-No creo que haya una forma fiable de medir el éxito salvo por el hecho de hacer lo que uno quiere hacer. Luego están los premios, las listas, las apariciones en los medios, el dinero recogido, etc., pero lo que de verdad cuenta es el hecho de haber forjado una carrera haciendo la obra que te apetece hacer en cada momento y que eso te haya garantizado un público fiel que comparte tu visión de las cosas. Para mí es un éxito, por lo gratificante, tocar en Bilbao para 100 personas que conocen tus discos, tu bagaje artístico, y al día siguiente tocar en Madrid para 300, o en Córdoba para 500. Eso es muy hermoso.

-El 16 de septiembre es el concierto de presentación de su nuevo disco en Madrid. ¿Nervioso?

-No puedo decir que a estas alturas me ponga nervioso antes de salir a tocar. En el escenario me suelo sentir como en casa, esté donde esté. Lo que sí hay es un sentido de la responsabilidad por que todo salga bien, que el concierto justifique todo el trabajo previo a ese momento y que transmita emociones al público. De eso se trata. Una actuación siempre ha de ser una experiencia mágica.

-¿Hará una gira de presentación del disco? ¿Tiene pensado actuar en Córdoba?

-Después de lo de Madrid queremos poner en marcha una serie de conciertos por toda España. Córdoba, desde luego, será un destino muy esperado y llegará en unos meses. Sin duda, será una de esas noches mágicas. La ciudad, por sí misma, ya pone casi todo de su parte.

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