El Prado acoge durante dos meses 'El Descendimiento' de Caravaggio
La obra llega a España como actividad previa a la visita de Benedicto XVI
Durante dos meses y por primera vez en España, El Descendimiento, una de las obras maestras de Caravaggio, podrá ser contemplada en el Museo del Prado, cedida por los Museos Vaticanos con motivo de la próxima visita a Madrid del Papa Benedicto XVI.
El arzobispado de Madrid, el Nuncio de Su Santidad en España y el Museo del Prado han participado en las gestiones realizadas para conseguir el préstamo de esta obra excepcional, realizada entre 1602 y 1604 por el maestro del claroscuro. La iniciativa cuenta con el patrocinio de la Fundación Amigos del Museo del Prado dentro del programa La obra invitada.
Además, El Descendimiento forma parte del recorrido temático La palabra hecha imagen. Pinturas de Cristo en el Museo del Prado, diseñado por el subdirector del museo, Gabriele Finaldi, con motivo de la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
El director del Prado, Miguel Zugaza; el presidente del Patronato del Museo, Plácido Arango; el cardenal arzobispo de Madrid, Monseñor Antonio María Rouco Varela, y la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, asistieron ayer a la presentación de la obra. Presidiendo la sala 4 del museo, y junto a David vencedor de Goliat, la única pintura del genio del barroco que posee el Museo del Prado, El Descendimiento muestra la emoción extrema pero contenida de sus personajes.
La obra se encuentra, en opinión del jefe de conservación de pintura italiana de la pinacoteca, Andrés Úbeda, a medio camino entre otros temas, "en parte como una Piedad o en el momento previo a un entierro sin serlo".
La figura de Nicodemo, que mira de frente, introduce al espectador en una composición compacta integrada por un grupo de personajes recortado sobre un fondo oscuro y construido conforme a una línea diagonal que, desde el ángulo inferior izquierdo, alcanza el lado opuesto de la tela.
En el óleo sobre lienzo, Nicodemo ayuda a San Juan a colocar en la losa a Cristo, cuya mano apenas roza la losa donde debía ser lavado, ungido y perfumado. Caravaggio "nunca hace nada de forma casual y con este gesto está aludiendo a Cristo como piedra angular de la Iglesia", según Úbeda.
En la parte alta de la pintura, la Virgen, María Magdalena y María de Cleofás "presentan un catálogo completo de actitudes ante la muerte y el dolor", añadió Ubeda.
La serena actitud y solemne mirada de la Virgen junto a María Magdalena, que enjuga sus lágrimas, se sitúa frente a la actitud más expresiva de María de Cleofás, que levanta sus brazos al cielo.
Pintor complejo y controvertido, exigente con las personas que miran sus pinturas, en el momento en que realizó esta obra Caravaggio se encontraba en la fase más productiva de su carrera. Varios de sus cuadros fueron rechazados por sus clientes, que consideraban escandalosa la manera como trataba los temas religiosos.
"Sorprendentemente no hubo criticas a El Descendimiento. Sus contemporáneos vieron en ella una de las obras más importantes del pintor italiano", señaló Úbeda.
González-Sinde definió a Caravaggio como "un criminal perseguido por la ley, homosexual, disoluto y camorrista. No respetó ninguna de las convenciones de su época ni fue dócil con el poder. No respetó tampoco las convenciones del arte, que transformó completamente para ser olvidado nada más morir y recuperado sólo mucho tiempo después".
Y, sin embargo, "hoy celebramos todos su pintura como la de uno de los grandes de la historia del arte y no tenemos duda de que esa brutalidad naturalista de sus cuadros, sacada de la vida real, es uno de sus mayores logros expresivos".
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