En 2011, el universo de ficción habitado por los superhéroes de la editorial DC sufrió un cambio mayúsculo: todas las series regulares fueron canceladas y relanzadas desde el número uno. Hasta un total de 52 nuevas cabeceras llegaron a las librerías en septiembre de aquel año. Es lo que se conoce como el nuevo universo DC o los nuevos 52.
En el seno de esta complicada y arriesgada operación editorial, que busca incrementar las ventas de la compañía ofreciendo un producto fresco, libre de la pesada carga de la continuidad, se aloja la voluntad de proponer una versión más contemporánea de los viejos héroes, que conecte con la sensibilidad de una generación de lectores para los que las películas y teleseries van antes que los propios tebeos que las engendraron. La jugada no tiene parangón en la historia del medio, pero sí muy notables precedentes. El primero de ellos se pergeñó allá por la década de 1950, cuando unos nuevos Flash, Green Lantern, Atom o Hawkman vinieron a sustituir a los personajes clásicos homónimos creados en la década anterior, cuyas aventuras habían dejado de publicarse por falta de ventas. Nombres capitales del género como los guionistas Gardner Fox o Robert Kanigher, y dibujantes de la talla de Carmine Infantino, Gil Kane o Joe Kubert, fueron los encargados de redefinir tales conceptos y devolverlos remozados al público de su tiempo.
Más recientemente, en los 80, coincidiendo con los fastos del cincuentenario de la empresa, DC volvió a reformular su propuesta, usando para ello un punto de partida explícito: la maxiserie Crisis en Tierras Infinitas, de Marv Wolfman y George Pérez. Al cierre de la misma, y con el exitoso dibujante John Byrne a la cabeza de un nutrido grupo de creadores, las aventuras de Superman, Wonder Woman, la Liga de la Justicia o Flash comenzaron de cero para enojo de unos pocos y gozo de la mayoría. Ese es el universo DC que ha prevalecido hasta hace poco, y que acaba de dar paso a los nuevos 52.
Así como las Crisis significaron el fin de una época y el inicio de la siguiente, los cinco números de Flashpoint certifican la transición al nuevo universo DC. La elección de Flash como punta de lanza o catalizador no es casual, el velocista tuvo un protagonismo destacado en la transformaciones narrativas tanto en los 50 como en los 80, de modo que su uso en estas lides es ya un tópico literario. El escritor Geoff Johns y el dibujante Andy Kubert firman con Flashpoint un tebeo de estos que se consideran históricos, y que, más allá de la importancia para el futuro devenir de DC, se lee con el interés y agrado que se presupone a los dos artistas.
El alter ego de Flash, Barry Allen, despierta un día y descubre que el mundo que le rodea no es el mismo que conocía: no hay rastro de Superman, Batman ya no es Bruce Wayne, Cyborg lidera la Liga de la Justicia y sus propios poderes han desaparecido. En este nuevo orden mundial, de tintes distópicos, Allen tiene que encontrarse a sí mismo, descubrir qué está pasando e intentar enmendarlo. Que lo consiga o no es ya otra historia.
Geoff Johns, Andy Kubert. ECC. 144 páginas. 13,95 euros.
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