Crítica de Cine cine

Plummer crea un conmovedor héroe trágico

remember

Drama/Thriller, Canadá-Alemania, 2015, 95 min. Dirección: Atom Egoyan. Guión: Benjamin August. Fotografía: Paul Sarossy. Música: Mychael Danna. Intérpretes: Christopher Plummer, Martin Landau, Dean Norris, Jürgen Prochnow y Bruno Ganz. El Tablero.

Remember tiene un original y dramático punto de partida argumental que le permite desarrollar los poderosos motivos de la memoria y su pérdida, de la culpa cuya expiación es imposible y la venganza cuyo cumplimiento es insatisfactorio porque el verdugo es uno y sus víctimas son miles. Tomando como punto de referencia la larga sombra del suceso más trágico de la historia, el Holocausto, cayendo sobre un presente en el que el paso de los años ha extinguido biológicamente a casi todos sus testigos, tanto supervivientes como verdugos, y el enigma de la banalidad del mal sigue desafiando como una pregunta sin respuesta las más arraigadas convicciones sobre las bondades de la razón y del progreso tecno-científico.

Pero una cosa es una idea como punto de partida y otra su desarrollo argumental a través del guión. El debutante guionista canadiense Benjamin August ha tenido una idea atrevida y llena de posibilidades dramáticas. Y la ha desarrollado muy bien hasta su conclusión, en la que juega demasiado abrupta y espectacularmente con el golpe de efecto teatral.

Que un anciano judío afectado por el alzhéimer huya de un asilo para vengarse del nazi que asesinó a su familia y desde hace años vive bajo una falsa personalidad como ciudadano americano, haciéndose pasar además por un superviviente de Auschwitz, es una idea de gran fuerza dramática que permite juegos con el olvido personal provocado por la enfermedad y el olvido colectivo como enfermedad social. El trágico personaje de la víctima decidida a hacer justicia antes de que el olvido se apodere de él, llevando a cabo la búsqueda del verdugo agarrado a los cada vez más deshilachados jirones de su memoria, agotando sus últimas reservas de lucidez, tiene una extraordinaria fuerza dramática. La prodigiosa interpretación de Christopher Plummer -hiperactivo a sus 86 años: ocho películas en dos años- hace visibles todos los matices de dolor y odio, fuerza y debilidad, agónico aferrarse a sus evanescentes recuerdos y súbitas pérdidas en los laberintos del alzhéimer. Es la mejor interpretación de su larga carrera. Su mirada atormentada, errática, interrogativa, concentrada y perdida a la vez expresa de forma conmovedora el doloroso y esforzado ir y venir del olvido a la conciencia de sí. Junto él, en un papel secundario pero decisivo, un igualmente extraordinario Martin Landau… ¡un año mayor que Plummer! Y en una breve pero poderosa aparición está el siempre grande Bruno Ganz.

Con estos mimbres, ¡qué falta hacía rematar el canasto con el lazo del truculento golpe de efecto final! Para colmo de males Atom Egoyan no atina a rodarlo bien, lo que multiplica, como si fuera una piedra tirada en un estanque, la rudeza efectista de este chimpún final que daña una película inteligente y llena de matices. Tal vez, si el guión hubiera sido más sutil en su desenlace, si la puesta en imágenes hubiera sido más sugerente… Entonces… Este final… Lo siento, no puedo decir más sin reventarla.

Atom Egoyan es un buen director tan premiado y valorado -e incluso sobrevalorado- en los 90 (El liquidador, Calendar, El dulce porvenir -su mejor obra-, El viaje de Felicia) hasta que, en el inicio del siglo XXI, Ararat (2002) pareció marcar el fin de su gran década para abrir un largo tiempo de medianías (Donde la verdad miente, Adoración, Chloe, Condenados, Cautivos) del que, tras casi quince años de fracasos y silencios, le rescata esta película. Remember es el mejor Egoyan desde Ararat y tal vez su película más sobria y eficazmente rodada -salvo su final- por renunciar a su habitual retórica posmoderna un punto infectada por el realismo mágico optando por esa siempre encomiable sobriedad que multiplica la dureza de algunas escenas (la visita a la casa del neonazi) y la emoción de otras (el encuentro con el homosexual superviviente de Auschwitz).

La mayor parte de la crítica ha sido feroz con Remember. No sólo, creo, por el fallo final, sino por la manía que se le coge a los directores a los que amó hasta la exageración y después le decepcionaron. Es injusto. El fallido final (que roza el riesgo de convertirla en un juguete teatral tipo La huella) no arruina los muchos valores que esta película tiene desde su conmovedor inicio. El final le quita su quinta estrella, dejándola en cuatro. Pero Christopher Plummer se la devuelve.

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