Música

José Luis Perales y su elegante despedida en dos tiempos en Córdoba

José Luis Perales, en un momento del concierto en La Axerquía.

José Luis Perales, en un momento del concierto en La Axerquía. / Juan Ayala

A simple vista, José Luis Perales ofrece la imagen de un tipo bueno, correcto, educado, de los que no van a levantar la voz al enfadarse y con el que te puedes pasar horas hablando y hablando. Sin embargo, cuando se sube a un escenario, toda esa aparente timidez y fragilidad se desvanece y se hace grande con las letras de sus eternas canciones que todos hemos canturreado alguna vez.

Y esa grandeza que tiene el castijonero puso en pie al público de La Axerquía en el primero de los dos conciertos que ofrece en Córdoba -el segundo y último tiene lugar esta noche a las 22:00-. Y es que, el creador de temas archiconocidos tales como Y cómo es él encandiló a los asistentes desde el primer momento.

Apenas pasaban unos minutos de las diez de la noche de ayer jueves 14 de octubre, cuando comenzaron a sonar los acordes de Balada para una bienvenida, el tema con el que Perales abre los conciertos de su última gira con la que dice adiós a los escenarios. "Es un encuentro de música y amigos que estábamos esperando", acertó a decir tras su primera toma de contacto con el público, que no dejó en ningún momento de seguir cada una de sus canciones.

Bajo un gran montaje escenográfico y una banda de siete músicos que bien marcó el ritmo, Perales no dejó atrás ninguno de sus grandes éxitos y explicó el origen de muchos de ellos, además de hacer las consabidas confesiones de un gran autor como es él. Tal, como que cuando empezó su más que dilatada carrera profesional no quería que acudiera mucha gente a sus conciertos o que no quería cantar, sino escribir para otros.

Tampoco faltó una referencia a su querida Alcarria, que apareció en un gran juego de fotografías y luces o éxitos como el que catapultó al Consorcio allá por 1973 Le llamaban loca. Una canción, que dijo, "se coló en vuestras casas y han pasado ya 50 años". En este recorrido biográfico y también de la historia de la canción melódica de España, Perales recuperó otro de sus grandes trabajos y que ha sido versionado innumerables veces Por qué te vas, que escribió para "la pequeña gran voz de Jeanette".

También confesó su conversación con Isabel Pantoja a quien compuso el mejor de sus discos, Marinero de luces. Así, recordó que la artista le comentó: "Dices cosas que pienso, pero no escribo. ¿Por qué no me haces un disco entero?". La historia, comentó Perales, "la conocemos todos".

Todo ello en un entorno en el que no hubo espacio para el descanso entre canción y canción hasta que llegó el guitarrista cordobés José Antonio Rodríguez, que le acompañó en el tema con el que homenajeó a Rocío Jurado, "la más grande", dijo, y para quien escribió Qué no daría yo, que inmortalizó la chipionera, pero que él interpretó magistralmente en su versión más acertada y comedida, en su particular estilo.

Fue al final del concierto, que se prolongó casi dos horas, cuando llegó otro de sus grandes éxitos, el mítico Que canten los niños, un tema que compositor escribió cuando conoció Aldeas Infantiles y el trabajo que lleva a cabo.

Pero todavía quedaba la traca final. Con tantas décadas a su espalda, Perales es perro viejo en esto de los conciertos y se guardó hasta el final tres de sus mejores temas para los ansiados bises, que llegaron bajo la extrañeza del público al pensar que la luz de La Axerquía se apagaba y que el cantante no volvía.

Pero regresó a sabiendas de que quedaba el mejor final con tres temas míticos que supo hilar a conciencia: Un velero llamado libertad, y una inteligente fusión de ¿Y cómo es él? y Te quiero, con el que cerró la noche de la manera más elegante posible y con un vitoreado: "Os quiero". Elegancia pura en su primera despedida de Córdoba.

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