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Pablo Alborán asume estos días con Tanto, su tercer disco, el vértigo del equilibrista que ha subido a cotas nunca vistas tras ocupar el número 1 en ventas en España durante más de 70 semanas. "Igual lo de estos dos años ha sido una burbuja, pero la habré disfrutado", apuntó el artista ante esta nueva reválida.
"Quiero ser número 1, pero no es una prioridad", afirmó ayer el cantante malagueño, un día antes de la salida a la venta de su segundo disco de estudio, tras Pablo Alborán y el directo En acústico, que le convirtieron en el artista que más copias vendió en 2011.
Pese al gran número de registros conseguidos, prefiere mantenerse cauto sobre la recepción de Tanto (EMI). "Si no estoy en el número 1, quizás es que no debo estar ahí... Lo importante es encontrar tu sitio. Igual entonces lo de estos dos años ha sido una burbuja, pero la habré disfrutado", se consoló.
El fenómeno, en cualquier caso, no tiene visos de desinflarse con tres discos en menos de dos años y giras y más giras concatenadas. Él ha asegurado no sentirse exprimido ni explotado. "La decisión de sacar el disco siempre ha sido nuestra", advirtió en nombre de su equipo más cercano.
Alborán añadió que no tiene sentido sacar Tanto dentro de dos años, porque bebe de sus discos anteriores y va "un paso más allá", con una versión en español de la francesa La vie en rose (homenaje a su abuela) y música electrónica y rock en temas como Extasis y En brazos de ella, "un tema muy del estilo de Pastora".
Compuesto en habitaciones de hotel, recoge muchas fotos de Portugal, de Argentina y de México por su influencia del fado, del tango y del bolero, pero también del Mediterráneo, como en el tema Deshidratándome, que le recuerda un viaje en "barco pirata".
"Quizás soy más yo mismo que en los anteriores", explicó, pues ha utilizado los mismos sonidos pero "de una manera más ordenada", buscando un disco "más compacto" en el que la producción, nuevamente de Manuel Illán, no manda, y el resultado final se acerca mucho al sonido original de las maquetas.
"Esta es la historia del chaval de gafas, gordito y con espinillas que se enamora de la rubia espectacular del colegio, un amor platónico que crees que no va a suceder y al final sucede", manifestó sobre el single El beso. Él nunca ha sido el gordito de la canción. "Pero he tenido muchos granos y gafas", interpeló.
Se ha considerado un artista sin prejuicios que disfruta con la música "siempre que esté hecha con emoción", da igual si se debe a Coldplay, José Luis Perales o Los Panchos, sin temor a las críticas por el tono clásico de sus melodías, en contraste con su juventud y sus 23 años. "Que se lo pregunten a la gente de 15 años y a la de 50 que viene a mis conciertos", afirmó.
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