Onetti, un maestro para escritores
Letras Centenario del autor de 'Juntacadáveres'
Representantes de la literatura en español señalan la relevancia del uruguayo, de cuyo nacimiento se cumplirán 100 años el próximo miércoles, en la novelística del siglo XX · Su país le rinde homenaje


El escritor uruguayo Juan Carlos Onetti, de cuyo nacimiento se cumplen 100 años el 1 de julio, es considerado una figura fundamental en la literatura iberoamericana por una obra precursora y única, tan admirada como resistente al paso del tiempo.
Puede que en vida no fuera profeta en su tierra, pero Onetti, 15 años después de muerto, provoca admiración y hasta devoción en otros escritores como el peruano Mario Vargas Llosa, que le considera el primer novelista moderno en lengua española, por ser el "primero en aplicar la revolución formal de la narrativa".
"Onetti fue uno de los primeros en crear un lenguaje que imita el del hombre de la calle", señala el autor de Conversaciones en la Catedral, que ha publicado este año el ensayo El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti.
"Las novelas y los cuentos de Onetti son las piedras de fundación de nuestra modernidad", opina también el mexicano Carlos Fuentes, quien como Vargas Llosa cree que El pozo (1939) fue la primera novela moderna en español.
La capacidad de crear un "mundo" propio, por demás descarnado, pesimista y triste, es lo que más se le reconoce a Onetti, además de su originalidad y su dominio del lenguaje.
"El mundo de Onetti es un mundo negro, muy pesimista, hay una visión de la condición humana que es profundamente desesperada, no hay salida. El mundo de Onetti es todo eso, algo que rechazaríamos si no llegara a nosotros acompañado de tanta belleza", dice Vargas Llosa.
El día de la muerte de Onetti, el 30 de mayo de 1994, otro gran escritor peruano, Julio Ramón Rybeiro, fallecido sólo unos meses después que él, opinó que el uruguayo era, "después de Borges y Cortázar, el más importante, original y auténtico escritor latinoamericano".
Para la brasileña Nélida Piñón, la originalidad es el rasgo fundamental de la literatura de Onetti, opinión que comparten los argentinos Noé Jitrik, que le considera "irrecusable, inimitable", y Tomás Eloy Martínez, que destaca que "no hay otra en América Latina" como su narrativa "áspera y desilusionada".
"A lo largo de los últimos 60 años en América Latina la literatura tuvo dos maestros absolutos que fueron Rulfo y Onetti", opina el principal traductor al portugués de las obras de los dos autores, el brasileño Eric Nepomuceno, quien percibe "una marca única" en los cuentos y novelas del montevideano.
"Su capacidad de influir y entender un mundo oscuro y sacar ese mundo oscuro a la luz es quizá la única y más importante narrativa latinoamericana", opina Marco Antonio Flores, Premio Nacional de Literatura de Guatemala.
Para Susana Cordero, miembro de número de la Academia ecuatoriana de la Lengua, la trascendencia de la obra de Onetti radica en "haber creado todo un universo y personajes que reflejan al hombre latinoamericano angustiado, solitario, complejo, pensador, profundo".
El director de la Academia Panameña de la Lengua, José Guillermo Ros-Zanet, asegura que desde su primera obra Juan Carlos Onetti empezó a abrir "sendas profundas en la literatura latinoamericana".
El periodista y escritor nicaragüense Ariel Montoya le considera "el escritor más realista desde el punto de vista moral y ético de la existencia humana".
El poeta colombiano Juan Manuel Roca cree que hay pocos escritores que como Onetti den "una enseñanza de honestidad tan grande y de penetración sicológica", mientras Pablo Armando Fernández, Premio Nacional de Literatura de Cuba, sostiene que la voz del autor de Juntacadáveres guía "poderosamente" a los que le suceden en la literatura. Para el colombiano Santiago Gamboa, unas cuantas generaciones detrás de la de Onetti, las novelas del uruguayo son una puesta en práctica "verdaderamente literaria del existencialismo teorizado por Jean Paul Sartre" y cualquiera de sus personajes es pariente literario del Mersault de Albert Camus.
La escritora mexicana Elena Poniatowska cree que el rasgo definitorio del autor uruguayo "es la tristeza". Fue un hombre "que habla de sus traumas y de sus fracasos, de la melancolía, sobre todo de sus carencias".
El autor de El infierno tan temido y El astillero, entre otras muchas obras, vivió 19 años en Madrid, desde 1975 hasta su muerte, un exilio que, según el ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti, fue el hito que marcó su proyección universal.
Onetti "nunca tuvo una dimensión popular" en Uruguay, pero "en España fue reeditado, revisitado, promovido como uno de los precursores del famoso boom, aunque él no fuera parte propiamente de dicho boom literario", señala Sanguinetti.
El argentino Jorge Luis Borges es el parangón de Onetti para varios escritores como el español Antonio Muñoz Molina y el peruano Ribeyro, así como también para la uruguaya Hortensia Campanella, responsable de sus obras completas. "A Onetti le pasa como a Borges, que son íntegramente ellos en todo lo que hacen", dice Campanella. "Onetti sintetiza, simultáneamente, la precisión constructiva y lingüística de Borges y la pasión humana. Para mí, Onetti escribe en el límite del idioma", opina Muñoz Molina, que considera al autor uruguayo "una influencia decisiva" en su vida.
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