Música Clásica

De la Obertura Festiva a la catarsis de Shostakovich en la apertura de la temporada de la Orquesta de Córdoba

La directora de 'El Día', Raquel Montenegro, con las jóvenes músicas.

La directora de 'El Día', Raquel Montenegro, con las jóvenes músicas. / Juan Ayala

Una hora antes de que la Orquesta de Córdoba arrancara su temporada de abono, en la última planta del Gran Teatro se invocaba con pasión la tormentosa y excitante biografía de Shostakovich como preludio de lo que se iba a escuchar poco después. El encuentro de obertura entre los músicos y el director de la orquesta con el público asistente, previo al primer concierto, hacía patente la expectación generada por la presencia del director valenciano Álvaro Albiach y el clarinetista Pablo Barragán, que abrían cartel, en una colaboración pedagógica con la Orquesta Joven de Córdoba.

El acto, con la colaboración de El Día y conducido por la directora del periódico, Raquel Montenegro, ponía rápidamente sobre la mesa precisamente esa simbiosis entre profesionales y jóvenes a la hora de trabajar el concierto.  "Es enriquecedor: aporta mucho trabajar con la gente joven y ver cómo evolucionan durante los ensayos. Para los profesores de la orquesta también es muy estimulante sentir el calor y la ilusión de la gente de 20 años. La juventud tiene ese pellizco de energía", reconocía Albiach.

Para Alba, Teresa, Elena, tres miembros de la Orquesta Joven, el reto resultaba "intenso y motivador", a partes iguales. Solo hemos tocado una vez a Shostakovich y es increíble. Llevamos una semana tocando muchísimo para intentar hacerle justicia a esa música.

Este primer concierto de temporada presentaba las obras maestras de dos grandes compositores del siglo XX: Dimitri Shostakovich y Carl Nielsen. "Comenzando con la enérgica Obertura Festiva, el clímax de la noche llegaría con la icónica Sinfonía nº5 de Shostakovich compuesta en un momento crucial de su vida, durante el régimen totalitario de Stalin en la Unión Soviética, coincidían músicos y director. 

"Son dos obras del mismo compositor, pero de dos épocas totalmente distintas. La primera es festiva por encargo de un amigo para una celebración. Necesitaba algo brillante, optimista. La sinfonía es distinta, llega en un momento vital muy complicado. Amigos suyos desaparecían de la noche a la mañana por el régimen de Stalin. El clima era asfixiante y eso se respira en la sinfonía. Además, él estaba tachado de mal compositor y eso en aquella época era terrible. La compone con el deseo de entrar de nuevo en el espacio de los grandes compositores rusos. Es una reivindicación como compositor. Y al final es una de sus obras más populares. La complejidad es tremenda. Espero que todo eso sean capaces de sentirlo y disfrutarlo", explica el director Álvaro Albiach.

Una de las violinistas de la orquesta joven reconocía en el coloquio su pasión por el compositor ruso: "Soy súper fan, lo llevo en una foto en la funda del violín". Pocas más como ella para debutar con la Orquesta de Córdoba, siendo aún de la orquesta joven y hacerlo tocando Shostakovich.  "Concretamente, el tercer movimiento de la 5º Sinfonía es lo más desolador que se puede componer, aunque también tiene momentos irónicos en la obra",  definía, por lo que su interpretación de la obra de su ídolo compuesta en un momento tan difícil para él, es que "nadie es blanco o negro. Aunque estés en un mal momento, siempres encuentras un poco de luz".

La respuesta del público

Preguntados por el público cordobés, ni el director ni el clarinetista podían aportar alguna experiencia. "No tengo un recuerdo como tal para decir. Llevo sin venir desde 2002, pero imagino que es estupendo", lidiaba Albiach. Pero, más en general, se confesaba diciendo que "el público meridional en España es más cálido, más generoso en el aplauso; conforme vas subiendo la cosa es m´as distante, la manera de reaccionar es distinta".

Sobre la evolución del espectador de música clásica, Albiach asegura, en base a sus 23 años de carrera profesional, que el público va a mejor: hay más oferta de clásica, y yo que soy espectador asiduo veo que la asistencia y la dinámica es buena. Hay más costumbre. Ten en cuenta que en España se partió de muy atrás si se compara con los países centroeuropeos. Lo más importante es sentir que lo que ofrecemos llega el mensaje y el público reacciona".

Para Barragán, la sensación es similar: "Una prueba de ello es ver que la sala está llena de gente. Yo me llevo muchas sorpresas cuando empiezas a tocar y sientes la energía, la conexión con el público".

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