"Nuestro reto en 'Nocturnal' era plasmar la parte más física de la música"

amaral. grupo musical

La banda presentará el 9 de julio su nuevo disco en el Teatro de la Axerquía como cierre del acontecimiento

Eva Amaral y Juan Aguirre.
Eva Amaral y Juan Aguirre. / Daniel Pérez
Alfredo Asensi

Córdoba, 28 de junio 2017 - 02:34

El 37º Festival de la Guitarra tiene entre sus protagonistas a Amaral, que presentará el 9 de julio en el Teatro de la Axerquía su disco Nocturnal, uno de los más notables de su trayectoria. Eva Amaral, que responde a las preguntas, y Juan Aguirre son ya unos veteranos de este acontecimiento musical.

-¿Cómo está yendo la gira? ¿Cómo está sonando el grupo?

-Para nosotros ha sido una de las giras más emocionantes, en la que hemos conseguido una especie de comunión con todo el equipo a nivel técnico y en términos de banda encima del escenario. Estamos disfrutando mucho y por eso hemos decidido también alargarla y sacar más fechas. El show, visualmente, es el más bonito que hemos llevado. Está hecho, aunque no lo parezca, de manera muy artesanal, con elementos muy pequeños pero cuya combinación produce un impacto impresionante. Estamos muy orgullosos del equipo que lo ha llevado a cabo.

-Tienen un verano plagado de conciertos. ¿Ofrecen un espectáculo cerrado o hay una ventana abierta a los cambios de repertorio de una cita a otra?

-Siempre hay una ventana abierta. Sí que hay un esqueleto de setlist que procuramos que sea estable por el bien de nuestro equipo técnico, por las luces..., para coordinarnos todos bien. Pero siempre hay opciones de variar cuestiones de un show para otro, y además incluso muchas veces suceden cosas que se plantean para un concierto determinado, por ejemplo que un músico amigo de la ciudad que visitamos suba a tocar con nosotros. Esto provoca que haya cambios que a veces son totalmente inesperados porque se dan de un día para otro.

-Una gira que llegará a su final en octubre en Madrid, con un concierto que será grabado...

-Sí, el 28 de octubre es el final de gira en el Palacio de los Deportes y, como te decía, estamos tan orgullosos y es un momento tan estupendo de la banda encima del escenario en términos de sonido y en términos visuales que pensamos que sería una pena no dejarlo captado de alguna manera. Así que vamos a grabarlo en vídeo y en audio y luego ya veremos cómo lo hacemos llegar a la gente, qué formato existirá en ese momento, qué opciones se nos plantean...

-En 2018 se cumplen 20 años de la publicación del primer disco de Amaral. ¿Tienen prevista alguna celebración?

-No somos muy de mirar hacia atrás y regodearnos en lo que ya hicimos, vivimos en el presente. No tenemos nada pensado para celebrarlo, igual esperamos a los 25, que es un número más señalado.

-Amaral es un grupo con una personalidad fuerte pero nada acomodado, siempre en búsqueda de nuevos espacios y conquistas. ¿Cómo se manifiesta esta actitud en el caso de Nocturnal?

-Muchas veces, cuando hemos evolucionado lo hemos hecho de manera natural, no hemos sido muy cerebrales a la hora de plantear hacia qué caminos íbamos. Creo que nuestro reto era plasmar la parte más física de la música, la más rítmica. Nosotros construimos las canciones a través de las guitarras, son nuestra columna vertebral. Y para nosotros era importante plasmar esa concepción que teníamos en ese momento de la música un poco más física y a través de la base rítmica, el bajo y la batería, la parte más bailable de nuestras melodías.

-¿Un exceso de cerebralidad en el arte mata la autenticidad?

-Cada uno tiene su forma de hacer las cosas. Nosotros nos dejamos llevar más por impulsos y por lo que nos pide el corazón, pero hay gente que es muy cerebral haciendo música y es maravillosa. No quiero echar tierra sobre algo que no funciona con nosotros pero puede funcionar con otros.

-En Nocturnal hay cazadores, nieblas, ciudades malditas, noches de cuchillos... ¿Con el paso del tiempo han ido oscureciendo el repertorio iconográfico de sus canciones?

-Siempre ha estado ahí un poco ese mundo de ciencia ficción y de películas de serie B que nos fascina, toda esa imaginería misteriosa. Nos gusta el misterio en las letras y en la música y siempre ha estado ahí en algunas de nuestras canciones. Este disco sí es verdad que estéticamente puede transmitir una sensación de oscuridad, pero es una oscuridad desde la que hablas mirando hacia la luz. Hablamos de una búsqueda de luz, de esperanza, de respuesta ante el mundo un poco desquiciado que nos toca vivir.

-Sí, ese componente oscuro con giros luminosos es muy de Amaral, al igual que la capacidad para combinar lo eléctrico y lo acústico y defender con similar solvencia la misma canción en los dos registros...

-Es que disfrutamos mucho, igual que somos un poco ciclotímicos..., de las dos cosas, tanto de la electricidad y la energía que puedes transmitir con ella como de la acústica. El mundo acústico empezamos a practicarlo por necesidad. Cuando vivíamos en Zaragoza y nos surgía la posibilidad de hacer un concierto fuera, muchas veces no era posible desplazar a toda la banda e íbamos Juan y yo con dos guitarras. Lo hicimos tantas veces que le cogimos gustillo. En realidad las canciones sonaban en nuestra cabeza con guitarras eléctricas, bajo y batería, pero haciendo ese ejercicio de síntesis de llevarlas a dos guitarras llegamos a descubrir cosas que luego aplicamos con toda la banda. Le hemos cogido mucho cariño al hecho de llevar las canciones con una sola guitarra, porque es básicamente como nacieron. Componemos a través de las guitarras.

-¿Qué ha supuesto para su trabajo como grupo la fundación de su propio sello, Discos Antártida?

-Para nosotros era una manera de continuar haciendo las cosas con un equipo de gente que estuviese muy involucrada en nuestra filosofía de cómo llevar la música a la gente. La parte creativa de componer canciones y componer música no ha cambiado respecto a momentos anteriores de nuestra carrera, cuando estábamos en una discográfica al uso, multinacional. Con la creación de nuestro sello intentábamos proteger esa forma de trabajo en equipo pequeño, muy de confianza y con el que tienes mucha conexión. Es lo que tuvimos al principio. Cuando fichamos por Virgin, que grabó nuestro primer disco, aunque se trataba de una discográfica multinacional en España era un equipo de gente muy pequeño y con gran ilusión, se involucraba mucho en lo que estaba haciendo y respetaba mucho nuestro trabajo y lo que quería era potenciarlo. Virgin desapareció, pasó a manos de EMI y empezó la crisis de la industria discográfica, empezaron a despedir gente y ya no sabías en manos de quién estabas. Para nosotros era importante hacer nuestro sello para no perder ese control que teníamos sobre la gente con la que queríamos trabajar.

-¿Trabajan ya en nuevas canciones o están metidos al cien por cien en la gira?

-Estamos metidos en la gira pero es inevitable que surjan canciones. Cuando volvemos de los conciertos quedamos en el estudio para poner en común ideas... Apetece hacerlo, porque si te guardas una idea mucho tiempo parece que te quema.

-Entre las actuaciones de Amaral en Córdoba figura la de 2004 en El Fontanar, cuando fueron teloneros de Bob Dylan. Un concierto en el que solo tocó usted, porque Juan estaba lesionado...

-Lo recordamos perfectamente. En esa gira Juan no pudo tocar la guitarra, él salía conmigo, tocaba la armónica en alguna canción y hacía algunos coros. Fue un momento extraño. Estábamos contentísimos de vivir desde dentro la gira de uno de nuestros ídolos pero fue triste por lo que le pasó a Juan, que afortunadamente se recuperó de la lesión. El concierto de Córdoba con Dylan lo recordamos con especial cariño porque en esa ocasión se acercó a nosotros, estuvimos hablando un poco en el escenario... Hacía un calorazo impresionante y allí estaba Bob Dylan probando sonido: un campeón.

-Afortunados ustedes por ese gesto...

-Como todo el mundo nos había dicho que era muy celoso de su espacio y que había tenido problemas con otra gente, fuimos especialmente cuidadosos en no darle la tabarra, e igual eso lo valoró especialmente y fue él el que decidió acercarse a nosotros.

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