Nieto apunta que La Pepa fue anulada por sus más devotos seguidores

El catedrático emérito de Derecho Administrativo de la Universidad Complutense de Madrid participa en la inauguración de las Jorndas de Otoño de Pozoblanco

Santiago Muñoz Machado, junto a Alejandro Nieto García, durante su intervención.
El Día / Córdoba

16 de noviembre 2012 - 05:00

La azarosa vida de la Constitución de 1812, que al final sufrió un atentado violentísimo, derogada en dos ocasiones y que acabó siendo asesinada por sus más devotos seguidores fue la idea principal que Alejandro Nieto García, catedrático emérito de Derecho Administrativo de la Universidad Complutense de Madrid, lanzó en la conferencia de apertura de las Jornadas de Otoño de Pozoblanco, organizadas por la Fundación Delgado Vizcaíno.

Nieto explicó que tras la muerte de Fernando VII, la reina María Cristina se puso en manos de los liberales pero esto no fue acicate para recuperar la Constitución de 1812. Con ello se consiguió liquidar el absolutismo pero se estableció una constitución distinta y aún contraria llamada Estatuto Real que tuvo el mérito de facilitar la transición. Este Estatuto no fue aceptado por los liberales y provocó el levantamiento de las clases populares. Hubo que pasar por los gobiernos de Mendizábal e Istúriz para llegar a un nuevo intento de recuperar la Constitución de Cádiz a través de la rebelión de los constituyentes de 1812, conocido como el motín de los Sargentos de la Granja. Con el secuestro de la Reina consiguieron el compromiso de restaurar el texto gaditano pero adaptándolo a los tiempos actuales.

Esto no fue sino una trampa, según argumentó Nieto, quien relató cómo los progresistas liberales que actuaban en mayoría en las Cortes se dejaron engañar por los moderados para redactar la Constitución de 1837, nombrando a estos últimos redactores de las distintas fases que marcarían la creación de esta Carta Magna. El nuevo texto, que se pretendía heredero del de 1812, era radicalmente distinto en sus principios ya que si La Pepa otorgaba el poder al Parlamento, el nuevo texto constitucional lo daba al monarca. De esta forma, la ley fundamental de 1812 era asesinada por traición de los que defendieron su vuelta, según Nieto, para dar lugar a una Constitución moderada, la del 37, de la que sí son hijas herederas las siguientes cartas magnas españolas. Aunque La Pepa "quedaría encerrada bajo siete llaves", según indicó Nieto en su intervención, llama la atención la importancia e influencia que el texto tuvo en las constituciones americanas que se fueron sucediendo en los distintos países tras las procesos revolucionarios. De esta cuestión se ocupó Juan Carlos Cassagne, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Buenos Aires, que apreció el texto gaditano por la fuerte influencia que muchos de sus principios tuvieron en los textos constitucionales americanos.

Para Cassagne llama la atención que mientras los españoles olvidaban la Constitución de 1812 en pro de nuevos textos, en las colonias americanas principios fundamentales como la defensa de las libertades, la separación de poderes o el principio de inmovilidad de los jueces fueran tenidos en cuenta en las cartas magnas americanas. Cassagne alabó algunos de los principios que se tuvieron en cuenta por las Cortes de Cádiz como la separación de poderes para otorgar al poder judicial total independencia frente al ejecutivo, "algo que fue una total innovación al nombrar al Tribunal Supremo para reforzar su independencia", aunque en algunas constituciones como la de Colombia no se aplicara y se tomara en su lugar la "reserva de jurisdicción".

En el análisis actual que Cassagne hizo de los principios constitucionales de 1812 que se mantuvieron en España se refirió al de unidad, que puede ser "muy útil si se sabe aplicar, respetando las competencias de las comunidades", algo que según Cassagne habrá que resolver en el futuro en España.

Por su parte, Santiago Muñoz Machado, presidente de la Fundación Delgado Vizcaíno, explicó en el acto de inauguración de las jornadas que la elección de este análisis socioeconómico de la Constitución está dirigido a estudiar el porqué una ley tan esperada que instauraba la soberanía nacional se apagó nada más proclamarse y sólo se recupera durante el Trienio Liberal (1820-1823). A juicio de Muñoz Machado, el pueblo español es muy dado a aniquilar constituciones en lugar de reformarlas, algo que no sólo ocurrió con la de Cádiz sino en las sucesivas que se promulgaron hasta la de 1876. En este aspecto, según Muñoz Machado, manifestó que emulamos el modelo francés, también muy dado a acabar con constituciones y cortar la cabezas a reyes, al contrario que el modelo americano.

Además, en esta jornada intervinieron Fernando Suárez González, catedrático emérito de Derecho del Trabajo de la UNED y ex vicepresidente del Gobierno, que habló sobre la figura de Larra, y José María Serrano Sanz, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Zaragoza, que disertó sobre la creación del mercado nacional.

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