Entrevista

Nacho Vegas: "Nos falta abrir los ojos y darnos cuenta de que nuestros problemas son colectivos"

  • El cantautor asturiano presenta este sábado en la sala Hangar de Córdoba su último disco, 'Mundos inmóviles derrumbándose', acompañado de su nueva banda

Nacho Vegas, en una imagen reciente.

Nacho Vegas, en una imagen reciente. / The Kids Are All Right

El cantautor asturiano Nacho Vegas (Gijón, 1974) regresa este sábado a Córdoba para presentar en directo su último disco, Mundos inmóviles derrumbándose, en el que fusiona confesiones crudas y temas de claro contenido político. Después de 35 conciertos este año con una nueva formación tras decir adiós al acompañamiento de León Benavente, el grupo "está cogiendo un sonido propio", describe. El concierto es en la sala Hangar. 

-Presenta Mundos inmóviles derrumbándose, ¿esos mundos son interiores o exteriores?

-Es una doble visión. Por una parte son los mundos inmóviles que nos habitan, y también los que habitamos, porque las canciones tienen esa doble dimensión. Hablan de lo que pasa en nuestra vida, de intimidades compartidas, y también hablan del mundo en el que nos ha tocado vivir. Esa mirada siempre testimonia que el mundo es algo imperfecto, a veces hostil, a veces amable... 

-En El don de la ternura, hay un verso que dice: "Y si nadie me encuentra jamás, ¿sentiré soledad?". No sé si resume la manera en que se gestó este disco, durante la pandemia y en un bloqueo creativo, aislado en un pueblo de Asturias.

-Es un verso central de la canción, y hay un concepto que tiene que ver con que muchas veces estamos con nuestros problemas, nuestras obsesiones, que son únicamente nuestros. Y nos falta abrir los ojos y darnos cuenta de que puede tratarse de problemas colectivos y de que la solución pasa por apoyarse en la gente que tienes alrededor, que te quiere. Por eso es tan necesario reivindicar la ternura como un arma para cambiar las cosas. Nos puede empoderar, y de ahí puede surgir una fuerza. 

-No da la sensación de que el mundo actual haya mucha ternura...

-Sí la hay, pero parece que está escondida bajo capas y capas de ruido. No por hablar más alto se dicen mayores verdades, y de hecho generalmente es al contrario. En los discursos puntúa cada vez más el sarcasmo, y está de moda una especie de cinismo muy vinculado al auge de la ultraderecha. Da la sensación de que vivimos en un mundo en el que la ternura brilla por su ausencia. Me viene a la cabeza el vídeo de los jóvenes del colegio mayor de Madrid, gritando por las ventanas como cavernícolas. Todo eso hace mucho ruido, pero debajo, entre la gente que te rodea, sigue existiendo ternura. Y hay que reivindicarla. Aunque hablemos bajito, todas esas voces sumadas pueden conseguir algo.

-Ramón In es una de las canciones más descarnadas del disco. Se la dedica a un amigo de la noche de Gijón tras su fallecimiento, y al final reclama que retiren a Pelayo y pongan a Ramón...

-Se lo merecería más, sin duda. Pelayo es uno de los símbolos inventados de la Reconquista. Las ciudades son las gentes que las habitan. Su tejido cultural, social, laboral... Todo esto tiene que ver con la labor de mucha gente anónima, y una de ellas puede ser Ramón. Simplemente con que se le diera un homenaje a la gente de la ciudad, que la construye...

-En ese tema dibuja a una serie de personas que de alguna manera siguen estando en el ostracismo. Precisamente, acaba de dimitir la diputada Carla Antonelli por un nuevo retraso en la tramitación de la Ley Trans.

-Dentro de unos años la Ley Trans será algo que no cuestionaremos. Será algo así como la Ley del Aborto, y tendrá una oposición un poco residual. Tiene que ver con derechos básicos y fundamentales. Al final, el hecho de que nos enfrentemos a la vida desde el puro individualismo es una de las victorias del paradigma neoliberal en el que vivimos, porque se desactivan las batallas colectivas.

-En Big Crunch bromea sobre el final del capitalismo. ¿Lo ve cercano?

-Desde un punto de vista histórico será posible, pero no ocurrirá como la toma de la Bastilla, sino más bien como la caída del Imperio Romano. Es un deseo más que una realidad. El capitalismo es un sistema que se sobrevive a sí mismo, a sus propios errores y desigualdades, y ese es el único objetivo que tiene. A veces hablamos de burbujas que parece que pinchan, pero que luego no lo hacen. La burbuja del ladrillo se transformó en una burbuja del alquiler. Son cosas que utiliza el sistema para que haya ciclos de crecimiento y decrecimiento.

-Sus canciones son como un paseo por Gijón. Los supermercados Trébol, el Mercadona del Pumarín, Cimavilla, el Musel... ¿Cómo lo tratan en su ciudad?

-Estoy muy a gusto en Gijón. A veces me he encontrado a gente que busca algunos de los sitios que aparecen en mis canciones, y me sorprende. 

-Su último lanzamiento ha sido una versión de 'Manuela', uno de los mayores éxitos de Julio Iglesias. ¿Cómo llega ahí? Al menos en apariencia, es todo lo contrario a lo que puede significar ser Nacho Vegas.

-Es una canción que hicimos en 2017 y que surgió de un encargo para Cachitos de Televisión Española. Es una canción de Manuel Alejandro y Ana Magdalena, y en realidad quien primero la interpretó fue Miguel Ángel, pero no tuvo gran éxito. La sacamos como un guiño a aquella época, no tanto como un homenaje a Julio Iglesias. El periodista Luis Troquel bromeaba con una de las frases de la letra: "Soy dichoso como nadie". Decía que le gustaría vérmelo cantar. Al final son cosas que tienes que hacer. Sales de tu zona de confort y descubres cosas que te sorprenden.

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