Cultura

El Museo Romero de Torres abre nuevos horizontes para la proyección del pintor

  • La pinacoteca reabre hoy sus puertas después de una profunda restauración que le ha permitido mejorar su accesibilidad, incorporar un nuevo sistema de iluminación y renovar el discurso museístico

Ocho décadas después de su apertura, el Museo Julio Romero de Torres celebra una reinauguración que supone su ingreso en el siglo XXI. Una nueva manera de acercarse al artista, con un discurso renovado y un criterio museístico moderno. La pinacoteca reabre hoy sus puertas después de una reforma de un año y medio que ha eliminado las barreras arquitectónicas y la ha dotado de una iluminación más adecuada con un sistema de encendido automático. Con la fachada también restaurada y la reordenación de su colección, el museo, al que la visita será gratuita en las dos próximas semanas, activa un nuevo horizonte para la proyección de la figura del pintor cordobés, cuya fama internacional ha experimentado un alza en los últimos años.

El museo abrió sus puertas, en la casa en que nació y vivió Julio Romero de Torres, el 23 de noviembre de 1931 (casi un año y medio después de la muerte del artista), inaugurado por Niceto Alcalá-Zamora, presidente de la II República. El edificio forma parte del antiguo Hospital de la Caridad, creado a finales del siglo XV y atendido por la orden franciscana y en el que en 1862 se instaló el Museo de Bellas Artes. El conservador de esta institución, Rafael Romero Barros, es el padre de Romero de Torres, que nació en 1874. El antiguo hospital fue sede de numerosas instituciones culturales, la mayoría creadas o tuteladas por Romero Barros.

A la muerte del pintor, su viuda donó al Ayuntamiento las obras con las que había participado en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. Ahí arranca el proyecto de un museo que fue posible tras la adaptación del edificio por parte del arquitecto Javier de Luque y que se fue nutriendo posteriormente con donaciones, depósitos y compras, así como con el mobiliario del estudio que Romero de Torres tenía en Madrid, agrupado en lo que posteriormente se conocería como la sala íntima. A mediados de los años 30 se ampliaron las instalaciones y se habilitó la segunda planta en unas obras financiadas por la Diputación. Seis décadas después, el museo experimentó otra renovación de sus estructuras y de los sistemas de iluminación y seguridad. En 1997 ingresó en el Registro de Museos de Andalucía. Uno de los grandes momentos de los últimos años fue la incorporación del cuadro La Gracia, adquirido por el Ayuntamiento el 22 de junio de 2000 en la sede londinense de la casa Sotheby's por 111 millones de pesetas y que se exhibe en díptico junto a El Pecado.

Tal y como se ha conocido en los últimos tiempos, el museo estaba dividido en seis salas, dedicadas a los carteles, el escenario vital en que el artista se desenvolvió, la mujer, los retratos, la obra mística y las grandes composiciones. Una distribución temática que ha experimentado un cambio notable. Ahora el visitante paseará por las salas denominadas Capilla, que reúne las obras religiosas basadas en el Antiguo y el Nuevo Testamento; El origen de lo jondo, que exhibe cuadros que giran en torno al flamenco; Semblanzas, con obras de la faceta retratística del artista, y El espíritu de Córdoba, que muestra la singular relación de Romero de Torres con su ciudad y su plasmación en los cuadros.

Con mejoras en su accesibilidad (entre ellas, la instalación de un ascensor), un sistema de apoyo para personas con deficiencias visuales y auditivas y una iluminación especialmente pensada para este tipo de espacios, basada en tecnología LED (diodos de emisión de luz), el Museo Romero de Torres se reencuentra hoy con el público para mostrar la modernidad, la actualidad y la insobornable alianza de misterio, belleza y sensualidad del creador de Naranjas y limones, Alegrías, Poema de Córdoba y La chiquita piconera.

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