El Museo del Escritor de Madrid crece con nuevos contenidos
Un mechero y una cajetilla de cigarros sin acabar de José Agustín Goytisolo y los muñecos de animales que representan los personajes de los textos de Augusto Monterroso, como su famoso dinosaurio, la oveja negra o la vaca, son algunos de los nuevos objetos que se pueden ver en el Museo del Escritor de Madrid. Un lugar entrañable y mágico creado por el Centro de Editores, entidad cultural que también posee una galería y un sello literario y que guarda el Archivo Onetti, con su biblioteca, cartas y objetos personales.
Fotografías, objetos, manuscritos, cartas y libros conforman este espacio, poco conocido y que se puede comparar con otros lugares míticos como el Museo de los Escritores en Edimburgo, solo que el de Madrid, que está situado en la calle Galileo, alberga el espíritu de escritores de las dos orillas, de España y de América Latina, explica uno de sus directores, Raúl Manrique.
Así, todo el que quiera respirar el espíritu de los años en los que Julio Cortázar escribió Rayuela, los pinceles con los que el poeta Rafael Alberti pintó hasta el último momento o la cartuchera de caza y los tiradores, corbata y gafas de Miguel Delibes tiene que darse una vuelta por ese museo, sobre todo los mitómanos. También se puede contemplar, del inefable vanguardista Ramón Gómez de la Serna, dos de sus pipas más queridas.
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