Muere a los 54 años el músico Rafael Santa Cruz, referente del cajón peruano
Si Paco de Lucía fue "el embajador del cajón en el mundo", como a menudo se refirió a él Rafael Santa Cruz, este maestro peruano, fallecido en la madrugada del martes por un paro cardiaco, fue su ministro principal con una vida dedicada al estudio y la difusión del instrumento que hace 30 años cambió el flamenco. Investigador, profesor, músico y actor, Santa Cruz (Lima, 1960) había acumulado con los años un conocimiento difícilmente equiparable sobre el cajón peruano y, como tal, era uno de los principales atractivos del inminente Festival del Cante de Las Minas de La Unión (Murcia), en el que había de homenajear con cursos y actividades a De Lucía.
Gracias a sus investigaciones, por ejemplo, se sabe que el cajón se originó en el antiguo distrito del Rímac, a unos pasos de la plaza de Armas limeña, y que se remonta aproximadamente al inicio de la independencia de Perú, en 1821, en un entorno árido y humilde, falto de madera para fabricar un tambor al uso, lo que llevó a sus habitantes a sustituirlo por algún mueble viejo con esta forma.
También que hasta los años 30 se empleaba cualquier material en su elaboración y que a partir de los 50 comenzó a extenderse el uso del cedro, una de las maderas nobles que lo vistieron de gala para presentarse al mundo ya en los 80.
"Lo mejor que le puede pasar a un instrumento musical es que deje de tener una nacionalidad y se convierta en un instrumento universal", repetía Santa Cruz, que presumía de que aquel pariente lejano del cajón cubano hubiese trascendido a otros géneros musicales, de España a Brasil pasando por Venezuela, Chile, Puerto Rico y Japón.
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